Estos limitantes internos o subjetivos, nos recuerdan el concepto cristiano del "pecado" y su consecuente rebote psicológico, carga de sufrimiento y culpabilidad que parece imposible de superar o redimir aún contando con la ayuda de los sacramentos, la confesión y la oración arrepentida.
Pero el Maharshi nos muestra ahora otra salida, desde un enfoque mucho más amplio... Si bien es necesario darnos cuenta de lo que estas impresiones generan en nosotros, ahora sabemos que no son las acciones en sí mismas las "pecaminosas" o dañinas, sino "el apego al resultado", el querer adjudicarnos su autoría y posteriormente el juicio de valor del intelecto, que deriva en orgullo o culpa, lo que da lugar al nacimiento de miedos, deseos y otras impresiones que quedan truncas en la memoria, por la misma contracción que producen en todo este complejo aparato psicofísico.
Generalmente deseos y miedos son considerados como los causantes de la degradación humana, pero sabiendo de dónde provienen podemos apreciar que siempre son carentes de sustancia o verdadero contenido y realidad, pues su relleno, puramente mental, no es más que las falsas nociones o percepciones distorcionadas, producidas por la mente condicionada y confundida por la acumulación de tanta información mal procesada y almacenada equívocamente.
El Maharshi nos enseña en esta instancia que las acciones no son nuestras en definitiva, y por tanto debemos ofrecerlas o entregarlas a un fin mayor, o para ser más exactos, a un fin y a un poder REAL y no a un supuesto individuo que ni siquiera sabe lo que realmente desea, o lo que es más conveniente para su desarrollo y el de sus semejantes.
La intencionalidad desaparece cuando tomamos conciencia de que no podemos medir el alcance real de nuestros actos y que tampoco estamos capacitados para evaluar su verdadera finalidad, en el marco de la existencia unificada, de esta totalidad de que formamos parte como seres humanos.
Lo que sí está en nuestras manos es la "actitud", afirma el Maharshi y por lo tanto (saliendo al fin de esta aparente contradicción y paradoja), lo único que podemos y debemos hacer es dedicar al Señor supremo todos y cada uno de nuestros actos cotidianos, no sólo los religiosos o concernientes a la adoración o a la práctica en sí ... Sino en cada uno de los pasos que vayamos dando, conscientes de Su Presencia, de la misma forma que se ofrece el alimento (como Prasad) ante los altares en la India... y con ese mismo espíritu y permaneciendo atentos a Sus mandatos, recibir sus frutos con total sumisión, completa aceptación y alegría de poder compartir con nuestro creador, sus dones.
Así llegamos aquí a una más completa definición de Karma Yoga: la actitud de entrega al Señor en la ejecución de las acciones y de alegre aceptación de los resultados obtenidos.
Otros maestros modernos nos hacen esta misma recomendación desde la perspectiva de la acción espontánea, no reactiva, que no provenga de la memoria ni de la acumulación... ni del recuerdo, ni de la imaginación o proyección de todo aquello almacenado anteriormente, en el pasado.
Con total conocimiento de causa, grandes maestos como Krishnamurti o Jean Klein, afirman que la acción no premeditada, libre de toda estrategia o intencionalidad, no deja "huella" en la memoria, pues en esa intervención virgen se produce un "soltar" y toda asociación queda liberada, reencausada a su finalidad natural, siempre exenta de individualismo o dualidad.
Libres de aceptación y rechazo las acciones desde ese estado de pureza no serán ya un peligro para nosotros y la vida se tornará naturalmente dichosa y desapegada, disfrutando cada instante como el último y el primero de una nueva vida, sin otra necesidad que se constituya finalmente en una carga o requiera un esfuerzo adicional para alcanzarla.
Ya en el pasado habíamos recibido esta misma enseñanza, y al igual que estas tendencias negativas, también yacen en nuestra memoria sentencias tan poderosas como aquella: HÁGASE TU VOLUNTAD y NO LA MÍA, del Maestro Jesús, o "NO YO SINO TÚ EN MÍ", que apuntan en definitiva a encarar con firme decisión esa entrega tan necesaria para comenzar el proceso de receder hasta el origen, el camino de la liberación a través del autoconocimiento (advaita).
Y lo que afirmaba Cristo, así como todos los verdadero maestros del Ser, no era otra cosa que lo que el Maharshi llama en esta estrofa "liberación"... Una retorno a la libertad que es nuestra por naturaleza y que sentimos inmediatamente en cuanto desoímos al "yo" y nos alineamos al "TÚ" interior, a Yo supremo...cuando libres entonces de pasado y futuro (propios de la personalidad) no somos nada más que ese "yo destello", o chispa fugitiva, y todas esas tendencias que lo tienen como centro, también son nada... nada más que el reflejo de ese Divinidad sobre las aguas.
Por esto Ramana siempre recomendaba: la indagación o la entrega, según las aptitudes del aspirante ... y si puede ambas, mucho mejor, pues todo lo que apunte al Ser ayudará a librar a la mente de la hipnósis del ego.
La verdadera ENTREGA comienza cuando desaparece por completo el "yo"... "Yo" y "mío" son producto de la ignorancia, "Tú y Tuyo" implican el sometimiento de la mente al único y real Conocimiento.
Si encuentras imposible suprimir la conciencia del "yo",
entonces, conviértelo en "yo servidor".
No hay motivo para temer al ego que piensa constantemente
"Soy el servidor de Dios; soy Su devoto; soy Su hijo".
Los dulces causan dispesia, pero el azucar cande, es una excepción.
El "yo servidor",el ego de un devoto y el de un hijo
-cada uno de éstos es como la línea trazada con un palo en la superficie del agua-.No dura mucho tiempo.
Sri Ramakrishna
Otros maestros modernos nos hacen esta misma recomendación desde la perspectiva de la acción espontánea, no reactiva, que no provenga de la memoria ni de la acumulación... ni del recuerdo, ni de la imaginación o proyección de todo aquello almacenado anteriormente, en el pasado.
Con total conocimiento de causa, grandes maestos como Krishnamurti o Jean Klein, afirman que la acción no premeditada, libre de toda estrategia o intencionalidad, no deja "huella" en la memoria, pues en esa intervención virgen se produce un "soltar" y toda asociación queda liberada, reencausada a su finalidad natural, siempre exenta de individualismo o dualidad.
Libres de aceptación y rechazo las acciones desde ese estado de pureza no serán ya un peligro para nosotros y la vida se tornará naturalmente dichosa y desapegada, disfrutando cada instante como el último y el primero de una nueva vida, sin otra necesidad que se constituya finalmente en una carga o requiera un esfuerzo adicional para alcanzarla.
La mente se ha purificado hasta tal punto, que ella misma apunta a su propia disolución (no teniendo ya otras espectativas de vida), dirigiéndose directamente a la Fuente, a la que está segura de pertenecer.
Tal vez todas estas recomendaciones puedan sintetizarce en la simple actitud de "no intervención" o del testigo, que deriva finalmente en la santa "aceptación" tan necesaria para recuperar el equilibrio interior... pero en definitiva: ¿que es, sino "entrega" lo que lleva al hombre a la realización de todas estas maravillosas afirmaciones?
Tal vez todas estas recomendaciones puedan sintetizarce en la simple actitud de "no intervención" o del testigo, que deriva finalmente en la santa "aceptación" tan necesaria para recuperar el equilibrio interior... pero en definitiva: ¿que es, sino "entrega" lo que lleva al hombre a la realización de todas estas maravillosas afirmaciones?
Ya en el pasado habíamos recibido esta misma enseñanza, y al igual que estas tendencias negativas, también yacen en nuestra memoria sentencias tan poderosas como aquella: HÁGASE TU VOLUNTAD y NO LA MÍA, del Maestro Jesús, o "NO YO SINO TÚ EN MÍ", que apuntan en definitiva a encarar con firme decisión esa entrega tan necesaria para comenzar el proceso de receder hasta el origen, el camino de la liberación a través del autoconocimiento (advaita).
Y lo que afirmaba Cristo, así como todos los verdadero maestros del Ser, no era otra cosa que lo que el Maharshi llama en esta estrofa "liberación"... Una retorno a la libertad que es nuestra por naturaleza y que sentimos inmediatamente en cuanto desoímos al "yo" y nos alineamos al "TÚ" interior, a Yo supremo...cuando libres entonces de pasado y futuro (propios de la personalidad) no somos nada más que ese "yo destello", o chispa fugitiva, y todas esas tendencias que lo tienen como centro, también son nada... nada más que el reflejo de ese Divinidad sobre las aguas.
Por esto Ramana siempre recomendaba: la indagación o la entrega, según las aptitudes del aspirante ... y si puede ambas, mucho mejor, pues todo lo que apunte al Ser ayudará a librar a la mente de la hipnósis del ego.
La verdadera ENTREGA comienza cuando desaparece por completo el "yo"... "Yo" y "mío" son producto de la ignorancia, "Tú y Tuyo" implican el sometimiento de la mente al único y real Conocimiento.
Tú te has encargado graciosamente de protegerme.
Tú mantienes esta ilusión engañosa del nacimiento y de la muerte.
Además, ¿soy yo la persona que ha de someterte a examen y juzgarte?
¿Yo soy aquí el Señor?
¡Oh Maheswara, a ti te corresponde
hacerme rodar a través de los cuerpos,
mediante nacimientos y muertes,
o mantenterme fijo a Tus pies!"
No podemos dejar de actuar ni renunciar a hacerlo. Tampoco renunciar a los frutos, pues son inevitables. Pero sí podemos renunciar al deseo de que los resultados sean los previstos por nuestra mente mezquina, desechando la intencionalidad de gozar como individuos de esos "frutos", ofreciéndolos al Señor, al máximo dispensador, a su verdadero dueño.
Entonces la acciones no nos atan, no generan "karma" o residuos negativos en la mente, no crean impresiones a modo de tendencias y predisposiciones (vasanas) fijadas en la conciencia... y esto es lo que se conoce como: "acción pura".
En el Bhagavad Gita (el Canto del Señor) Sri Krishna abre la mente de Arjuna (su discípulo iniciático) con la cortante afirmación de que Él mismo es el autor, y a su vez está más allá de las acciones. Y pasa a explicarle el significado de Karma Yoga, o el yoga de la acción pura:
¿Qué es la acción?
¿Qué es la inacción?
Incluso algunos sabios no ven diferencia entre ambas.
Te enseñaré la Verdad que hace que una acción sea pura,
y esta Verdad te hará libre.
Así sabrás qué es la acción,
al tiempo que reconocerás qué es una acción mala.
Aquél cuyas intenciones están libres del deseo y la codicia,
y que ha quemado ya todo su karma en el fuego del Conocimiento:
a tal hombre llaman sabio aquéllos que pueden ver.
Un hombre tal, que ha renunciado al fruto de sus acciones,
está siempre contento y libre de toda dependencia;
y aunque interviene en la acción, él no actúa.
Sin esperar nada a cambio, él actúa solamente con su cuerpo,
manteniendo su mente bajo control,
entregando todo lo que tiene: de este modo, él queda libre de pecado.
Él se contenta con cualquier cosa que el destino le depara,
pues está más allá de la dualidad de este mundo.
Se muestra íntegro tanto en el éxito como en el fracaso,
sin ningún síntoma de celos.
Sus acciones no le atan.
Esto es liberación:
Su mente ha encontrado paz en la sabiduría
y está libre de toda atadura,
sus obras son actos de amor devocional.
Las acciones de un hombre así son puras.
Las acciones "puras" purfican la mente, y esta vez sí que vale la redundancia, porque precisamente si actuáramos constante y naturalmente, esto es, con la pureza original, permaneceríamos siempre en el PARAISO biblíco y nunca terminaríamos siendo ¡deportados de nuestro propio reino!
Es que la mente sólo se enturbia cuando comienza a funcionar inadecuadamente, centrada en algo que no es real ni natural para su plan de vida... Cuando deja de ser funcional al Ser, a la unidad, y pasa a serlo a la dualidad o personalidad, es cuando comienza a generar todo tipo de traumas y lesiones, que obstruyen desde la percepción hasta la más mínima partícula de los distintos cuerpos.
Por eso las acciones puras se constituyen en un "medio" para la liberación, porque nos aseguran primeramente dejar de acumular residuos y sostenidamente, con la firmeza necesaria, el definitivo retorno al estado natural de sólo ser.
Es que la mente sólo se enturbia cuando comienza a funcionar inadecuadamente, centrada en algo que no es real ni natural para su plan de vida... Cuando deja de ser funcional al Ser, a la unidad, y pasa a serlo a la dualidad o personalidad, es cuando comienza a generar todo tipo de traumas y lesiones, que obstruyen desde la percepción hasta la más mínima partícula de los distintos cuerpos.
Por eso las acciones puras se constituyen en un "medio" para la liberación, porque nos aseguran primeramente dejar de acumular residuos y sostenidamente, con la firmeza necesaria, el definitivo retorno al estado natural de sólo ser.
Para el Maharshi, "Dios" y el Gurú son sinónimos, ya que representan la única Presencia verdadera en nuestros corazones, y por esto mismo ambos son igualmente el YO único y supremo, omnipresente, inmutable y autoconsciente.
En el curso de su labor debe haberse entregado al Poder Supremo
cuya potencia deberá tenerse presente sin pérdida de vista jamás...
Ni siquiera ha de preocuparse por el resultado de sus acciones.
Sólo entonces el Karma se torna desinteresado.
Si se entregó a Dios o al Gurú,
el Poder al cual se ha entregado lo llevará por el rumbo correcto.
Quien trabaja ya no necesita preocuparse por la rectitud
o falta de rectitud de su rumbo.
La duda sólo surgirá si no llega a obedecer
muy minuciosamente al Maestro.
Sri Ramakrishna siempre repetía, para remarcarle a sus discípulos la necesidad de la entrega, que según un dicho antiguo, "a los gurúes se los puede encontrar por cientos y miles, pero es difícil hallar un solo chela (discípulo)", significando que hay muchos que pueden dar buenos consejos... pero son pocos quienes los siguen.
Cuando la entrega es sincera o total, no se dudará un instante en seguir la senda marcada por el Gurú, Dios o la voz interior, que se diferencia absolutamente del coro de gritos y quejas de la personalidad que hasta ahora nos presionaban interior y exteriormente.
Entonces ya no nos importará tanto la obtención o el logro de la liberación, sino que el camino mismo se convertirá en servicio al Gurú, y éste a su vez fortalecerá los simientos de esa relación básica para la vida humana, que se apoya en la comunión con su Creador ... la relación de unidad con la Fuente eterna, la que normalmente conocemos como adoración o devoción.
Continuaremos con Upadesa Sara (Bhakti Yoga) ...
OM NAMAH SHIVAYA
OM NAMO BHAGAVATE SRI RAMANAYA
HARI OM TAT SAT