En el primer verso de la Upadesa, Sri Ramana corta drásticamente con la espada del discernimiento, la idea altamente condicionante de ser nosotros los hacedores (la semilla del ego" o Ahamkara), para cortar de raíz el apego natural de la mente, a esa tan tentadora postura o perspectiva.
Sólo siendo capaces de apartarnos y observar desde la posición de testigos de lo que realmente sucede, notamos que la idea del hacedor no es simultánea con la acción, sino siempre posterior...El intelecto, la función ordenadora de la mente, al no tener la capacidad de reconocer ninguna existencia más allá de sus propias creaciones, trata siempre de justificar los sucesos de la única forma que sabe hacerlo; enmarcándolos en los conceptos básicos de tiempo y espacio, centradas en el individuo particular o punto de vista personal, y clasificándolos según la lista de pares de opuestos que haya almacenado hasta el momento.
Por la (siempre subestimada) fuerza de la reiteración, esto se constituye en un poderoso hábito, en el pensamiento ráiz, según lo enseña el Maharshi, desde el que se desprenden todos los demás, como ramas de un mismo árbol... Y es el apego a esta idea de un ser individual, independiente creador y hacedor egocéntrico, lo que nos lleva a experimentar el continuo sufrimiento y la idea de esclavitud, recurrente y desalentadora.
Los deseos egocéntricos nunca pueden ser satifechos completamente, y entonces el hombre se encuentra envuelto en una especie de "bola de nieve", en una poderosa vorágine en la que no puede detener su caída y a la vez se agrava a medida que avanza, carente o falto como está de la reacción natural de supervivencia que debería asumir.
Parece exagerado, pero realmente estamos tapando o al menos limitando al ser en cada ocasión en la que optamos por seguir esos deseos, productos del egotismo que nos mantienen alejados de nuestra real naturaleza de felicidad, equilibrio y plena energía.
¿Porqué se produce esta tremenda caída del hombre sin que siquiera llegue a darse cuenta de lo que ha sucedido?¿El poder de Maya, la ilusión básica... puede ser tan cruel que nos deje sin opciones para salir de ese "infierno" creado por nosotros mismos?
Es común la creencia de que "cosechamos lo que sembramos" o que cada uno tiene lo que merece. Pero esto no es tan así, según la Vedanta.
El Señor nos dice que las acciones, por su corto alcance, ocasionan la caída del hombre en lugar de ayudarlo o enseñarle al menos, a través de la experiencia. Veamos un pequeño ejemplo, para entender mejor la profundidad de tal afirmación...
Los maestros de todas las disciplinas siempre han recalcado que para acceder a una vida iluminada es necesario "ser como niños", volver a ese estado original de pureza, inocencia y conciencia unificada, natural y espontánea... Pero tomando esta enseñanza en el sentido inverso, o como una enseñanza lateral, podemos darnos cuenta de qué es lo que les sucede a nuestros niños y a nosotros mismos a medida que nos vamos adentrando en el mundo exterior, en el mundo mental.
Un niño siempre parte de una maravillosa apertura a lo nuevo, que le asegura una visión clara sobre lo que parece repetitivo en la manifestación, pero no lo es... En ese momento no precisa desarrollar ningún poder, ni acceder a ninguna enseñanza para darse cuenta de que todo está en perfecto orden siempre, y lo que sucede es siempre lo mejor que puede sucederle al conjunto del ser, a la totalidad que es unidad en su conciencia.
No lo sabe, o mejor dicho, no sabe que lo sabe... pero sabe que así es como todo se presenta ante él naturalmente. Parte de la base de que su naturaleza es felicidad, y que no tiene necesidad alguna de buscarla en los objetos, ni espera que las acciones le brinden lo que jamás podrán: la certeza de su propia existencia.
Pero sucede entonces que comienza a ser sometido por su entorno a una especie "bombardeo" in-formativo que satura su capacidad receptiva y lo lleva a experimentar (además de una tremenda confusión) pequeños goces temporales o realizaciones, siempre pasajeras, pero satisfactorias y muy curiosas u originales en un principio.
Miles de experiencias de este tipo (finitas) no pueden devolverle esa sensación de claridad (infinita), pero lo mantienen ocupado y entretenido, mientras que poco a poco va olvidando aquello otro... aquél lejano resplandor de lo natural, de su felicidad inherente y perpetua.
Continuando con la aclaración del Maharshi, cada vez que una de esas experiencias llega a su fin, el disfrute también se acaba y deja tras de sí una cierta nostalgia, o más bien, una sensación de falta de saciedad, producto de un goce superficial y transitorio, que además lo sigue alejando de la verdadera felicidad con que contaba inicialmente.
Lo que sucede con esta "nueva necesidad" es que se convierte en deseo futuro y esto multiplicado por muchos más, lleva al niño a vivir en una completa desatención de lo que realmente sucede, y pasa a habitar un nuevo mundo-propio, siempre presionado, agitado e intranquilo por el continuo embate de esos hábitos mal adquiridos, con los que se ha identificado desafortunadamente.
Todo esto se va acrecentando con los años a través del "apego", producto de la identificación y manteción de estos "atributos distintivos" de la personalidad, que en realidad constituyen verdaderos síntomas de la enfermedad egoica ... y ya en la adolecencia, uno no recuerda ni siquiera haber vivido alguna vez ese estado de inocencia y libertad natural, del que hablabamos al principio de nuestra triste historia.
Todas estas experiencias que han dejado "impresiones" en la sustancia mental del individuo el Vedanta las llama "samskaras y vasanas", según se encuentren en estado potencial o en plena actividad, respectivamente.
Estas impresiones acumuladas que no nos dejan vivir en paz, y menos aún recordar nuestra real naturaleza, como ese estado de perfección, paz y alegría espontánea que tanto anhelamos, conforman en este verso "el vasto océano de las acciones", en el que el hombre culmina naufragando.
Por eso aclara el Maharshi, que esto constituye una "barrera" para su progreso, ya que lo mantiene completamente ocupado en ese círculo vicioso de deseo-acción-goce ... interminable.
Todo su tiempo de vida, su energía vital, se desperdicia tratando de encontrar un deseo que satisfaga de manera definitiva o más duradera esa tremenda sed, que no puede calmar con ningún tipo de agua que consuma.
Es una trampa de la que nadie puede salir por sí sólo... Es imposible escapar a lo que el Budismo llama la "rueda del Samsara" una vez que caemos en ella... Cuando le preguntaron a Bhagavan "porqué" afirmaba que es por Voluntad de Dios que existe el "samsara", este respondía:
Como acabamos de comprobar: las acciones no sólo son impropias para alcanzar la liberación, sino que todas ellas (aún las encaminadas al autoconocimiento, que tantas veces agregan mayores presiones y confusión) nos encadenan aún más, acrecentando ese sentimiento de esclavitud tan engañoso.
No podemos lograr nada mediante la acción ... y tampoco podemos dejar de actuar!
¿Cuál es la salida de esta paradoja, de este laberinto infinito que nos distrae alejándonos de la verdadera senda... cómo podremos salir ilesos de este océano de continuidad y sufrimiento?
El Maharshi viene en nuestra ayuda... y ahora sabemos, que la única salida que puede hallarse es a través de la Gracia , que es en definitiva y sin lugar a dudas, el salvador milagroso que llegará hasta la mitad del océano o donde nos encontremos... para despertarnos!
Sólo siendo capaces de apartarnos y observar desde la posición de testigos de lo que realmente sucede, notamos que la idea del hacedor no es simultánea con la acción, sino siempre posterior...El intelecto, la función ordenadora de la mente, al no tener la capacidad de reconocer ninguna existencia más allá de sus propias creaciones, trata siempre de justificar los sucesos de la única forma que sabe hacerlo; enmarcándolos en los conceptos básicos de tiempo y espacio, centradas en el individuo particular o punto de vista personal, y clasificándolos según la lista de pares de opuestos que haya almacenado hasta el momento.
Por la (siempre subestimada) fuerza de la reiteración, esto se constituye en un poderoso hábito, en el pensamiento ráiz, según lo enseña el Maharshi, desde el que se desprenden todos los demás, como ramas de un mismo árbol... Y es el apego a esta idea de un ser individual, independiente creador y hacedor egocéntrico, lo que nos lleva a experimentar el continuo sufrimiento y la idea de esclavitud, recurrente y desalentadora.
Los deseos egocéntricos nunca pueden ser satifechos completamente, y entonces el hombre se encuentra envuelto en una especie de "bola de nieve", en una poderosa vorágine en la que no puede detener su caída y a la vez se agrava a medida que avanza, carente o falto como está de la reacción natural de supervivencia que debería asumir.
Parece exagerado, pero realmente estamos tapando o al menos limitando al ser en cada ocasión en la que optamos por seguir esos deseos, productos del egotismo que nos mantienen alejados de nuestra real naturaleza de felicidad, equilibrio y plena energía.
¿Porqué se produce esta tremenda caída del hombre sin que siquiera llegue a darse cuenta de lo que ha sucedido?¿El poder de Maya, la ilusión básica... puede ser tan cruel que nos deje sin opciones para salir de ese "infierno" creado por nosotros mismos?
La Libertad llegará cuando el egotismo desaparezca
y te sumerjas en la Divinidad!
Si puedes descubrir la naturaleza de "maya",
la ilusión universal,
ella desaparecerá de tí,
como huye un ladrón cuando es descubierto.
Sri Ramakrishna
Es común la creencia de que "cosechamos lo que sembramos" o que cada uno tiene lo que merece. Pero esto no es tan así, según la Vedanta.
El Señor nos dice que las acciones, por su corto alcance, ocasionan la caída del hombre en lugar de ayudarlo o enseñarle al menos, a través de la experiencia. Veamos un pequeño ejemplo, para entender mejor la profundidad de tal afirmación...
Los maestros de todas las disciplinas siempre han recalcado que para acceder a una vida iluminada es necesario "ser como niños", volver a ese estado original de pureza, inocencia y conciencia unificada, natural y espontánea... Pero tomando esta enseñanza en el sentido inverso, o como una enseñanza lateral, podemos darnos cuenta de qué es lo que les sucede a nuestros niños y a nosotros mismos a medida que nos vamos adentrando en el mundo exterior, en el mundo mental.
Un niño siempre parte de una maravillosa apertura a lo nuevo, que le asegura una visión clara sobre lo que parece repetitivo en la manifestación, pero no lo es... En ese momento no precisa desarrollar ningún poder, ni acceder a ninguna enseñanza para darse cuenta de que todo está en perfecto orden siempre, y lo que sucede es siempre lo mejor que puede sucederle al conjunto del ser, a la totalidad que es unidad en su conciencia.
No lo sabe, o mejor dicho, no sabe que lo sabe... pero sabe que así es como todo se presenta ante él naturalmente. Parte de la base de que su naturaleza es felicidad, y que no tiene necesidad alguna de buscarla en los objetos, ni espera que las acciones le brinden lo que jamás podrán: la certeza de su propia existencia.
Pero sucede entonces que comienza a ser sometido por su entorno a una especie "bombardeo" in-formativo que satura su capacidad receptiva y lo lleva a experimentar (además de una tremenda confusión) pequeños goces temporales o realizaciones, siempre pasajeras, pero satisfactorias y muy curiosas u originales en un principio.
Miles de experiencias de este tipo (finitas) no pueden devolverle esa sensación de claridad (infinita), pero lo mantienen ocupado y entretenido, mientras que poco a poco va olvidando aquello otro... aquél lejano resplandor de lo natural, de su felicidad inherente y perpetua.
La perfección del ego se interrumpe repentinamente a cierta altura
y se tiene la sensación de que falta algo,
lo cual da lugar a un deseo de conseguir algo o hacer algo.
Cuando esa carencia se cura mediante la satisfacción de ese deseo,
el ego es felíz y se restaura la perfección original.
Por tanto, puede decirse que la felicidad
es nuestro estado natural o nuestra naturaleza esencial.
El goce y el dolor son relativos y se refieren a nuestro estado finito,
con avance mediante la satisfacción de la carencia...
Continuando con la aclaración del Maharshi, cada vez que una de esas experiencias llega a su fin, el disfrute también se acaba y deja tras de sí una cierta nostalgia, o más bien, una sensación de falta de saciedad, producto de un goce superficial y transitorio, que además lo sigue alejando de la verdadera felicidad con que contaba inicialmente.
Lo que sucede con esta "nueva necesidad" es que se convierte en deseo futuro y esto multiplicado por muchos más, lleva al niño a vivir en una completa desatención de lo que realmente sucede, y pasa a habitar un nuevo mundo-propio, siempre presionado, agitado e intranquilo por el continuo embate de esos hábitos mal adquiridos, con los que se ha identificado desafortunadamente.
Todo esto se va acrecentando con los años a través del "apego", producto de la identificación y manteción de estos "atributos distintivos" de la personalidad, que en realidad constituyen verdaderos síntomas de la enfermedad egoica ... y ya en la adolecencia, uno no recuerda ni siquiera haber vivido alguna vez ese estado de inocencia y libertad natural, del que hablabamos al principio de nuestra triste historia.
Todas estas experiencias que han dejado "impresiones" en la sustancia mental del individuo el Vedanta las llama "samskaras y vasanas", según se encuentren en estado potencial o en plena actividad, respectivamente.
Un niño y un Sabio (jñani) se parecen en un sentido.
A un niño sólo le interesa lo que ocurre mientras esto dura.
Y después que esto pasó, cesa de pensar en ello.
Por ello, lo que ocurre no deja impresión alguna en el niño,
ni lo afecta mentalmente.
Lo mismo sucede con el Sabio.
Sri Ramana Maharshi
Estas impresiones acumuladas que no nos dejan vivir en paz, y menos aún recordar nuestra real naturaleza, como ese estado de perfección, paz y alegría espontánea que tanto anhelamos, conforman en este verso "el vasto océano de las acciones", en el que el hombre culmina naufragando.
Por eso aclara el Maharshi, que esto constituye una "barrera" para su progreso, ya que lo mantiene completamente ocupado en ese círculo vicioso de deseo-acción-goce ... interminable.
Todo su tiempo de vida, su energía vital, se desperdicia tratando de encontrar un deseo que satisfaga de manera definitiva o más duradera esa tremenda sed, que no puede calmar con ningún tipo de agua que consuma.
Es una trampa de la que nadie puede salir por sí sólo... Es imposible escapar a lo que el Budismo llama la "rueda del Samsara" una vez que caemos en ella... Cuando le preguntaron a Bhagavan "porqué" afirmaba que es por Voluntad de Dios que existe el "samsara", este respondía:
Eso es inescrutable. A ese Poder no se le pueden atribuir motivos:
no pueden aseverarse deseos ni fines respecto
a ese Ser Unico, Infinito, Omnisciente y Ominipenetrante.
A Dios no lo tacan las actividades
que tienen lugar en Su Presencia.
(el sol no es consciente de sus rayos)
No podemos lograr nada mediante la acción ... y tampoco podemos dejar de actuar!
¿Cuál es la salida de esta paradoja, de este laberinto infinito que nos distrae alejándonos de la verdadera senda... cómo podremos salir ilesos de este océano de continuidad y sufrimiento?
El Maharshi viene en nuestra ayuda... y ahora sabemos, que la única salida que puede hallarse es a través de la Gracia , que es en definitiva y sin lugar a dudas, el salvador milagroso que llegará hasta la mitad del océano o donde nos encontremos... para despertarnos!
El niño le dice a la madre;
"Mamita querida, despiértame cuando tenga que ir al baño!".
La madre le contesta:
"Querido, tu necesidad te despertará".
"Querido, tu necesidad te despertará".
Amigo Ganapati, tu comentario es impecable, realmente añadir algo sería repetitivo. Mientras que uno permanece inconsciente parecería que con los años va aprendiendo y que las experiencias le hacen más sabio, pero cuando te asomas a este manantial de sabiduría descubres que todo lo que has aprendido es un lastre más que otra cosa, que a fuerza de repetir y repetir comportamientos se hace muy difícil liberarse de ellos. Hace años aprendí que al igual que un árbol, si le podas las ramas crece más fuerte y vigoroso, hay que ir a la misma raíz, al mismo núcleo y eso sin la Gracia ...
ResponderBorrarUn abrazo amigo!
Bravo Victoria!
ResponderBorrarEste comentario no es precisamente lo que se puede llamar "repetitivo"... Realmente haz puesto en pocas palabras todo el contenido de esta entrada y la has ampliado, dándole una profundidad que no había tenido hasta el momento!
Me has dejado maravillado, no porque no esperara esta sabiduría de tu parte, sino por que le has dado un toque especial... un cierre típico del Maharshi o de sus devotos más serios, más compenetrados con su enseñanza!
Gracias Amiga en el Ser, por tu valiosa presencia aquí- iluminando!
Pienso como Victoria, está todo perfectamente explicado, muy fácil de digerir sin acumular.
ResponderBorrarCreo que aquí está resumido el Karma yoga-2-:
"Miles de experiencias de este tipo (finitas) no pueden devolverle esa sensación de claridad (infinita), pero lo mantienen ocupado y entretenido, mientras que poco a poco va olvidando aquello otro... aquél lejano resplandor de lo natural, de su felicidad inherente y perpetua".
Ahora tenemos que ir desenredando esos nudos...
Gracias de corazón por este maravilloso texto que proviene del Ser.
Gracias a tí Gorka por seguir esta enseñanza como se merece, con total respeto y relexión profunda!
ResponderBorrarCiertamente, una vez que nos damos cuenta y vamos gradualmente tomando conciencia de la causa de nuestra confusión u olvido, tenemos que ir desenredando la "madeja" paso a paso... pero el único instrumento con que contamos para hacerlo (toda un acción a encarar) es la propia mente... Pero ¿podrá la mente, el intelecto o sus capacidades inherentes, hacerse cargo de su propia destrucción? ¿ será esta entidad fantasmagórica, que llamamos ego, creada por la acumulación de estas impresiones históricas, capáz de sacrificarse para dejar libre la energía vital que fluye en este espacio de consciencia?
Eso lo veremos ... poco a poco!
GRACIAS GORKA, Amigo en el Ser ...por tu participación siempre iluminada!
Qué añadir! Solo constatar, como tú y los amigos habéis hecho, que solo por la Gracia, un poder tan misterioso como la misma Maya, el ser-conciencia decide autoconocerse y saborearse no dualmente sin por ello hacer desaparecer la dualidad. Un verdadero milgaro.
ResponderBorrarGracias, amigo, estos desarrollos doctrinales son ya poco frecuentes.
Un gran abrazo!
Gracias José Manuel!
ResponderBorrarEs crucial este punto a mi entender, porque se refiere a las vasanas, y una vez que alcanzamos a comprender este misterio, recién comenzamos a creer que la liberación es posible.
Antes de aprender este punto, pensaba que el Yoga como ciencia, no tenía mucho asidero, ya que la mente se movía independientemnete de nuestras prácticas e intentos por doblegarla... recién al comprender la manera de ir limpiando el espejo de la mente, o mejor dicho, de cuidarme de no seguirlo enturbiando, es cuando comencé a darle a la sadhana (karma, devoción, meditación e indagación) el valor que realmente tiene... Purificar la mente para que sin logro ni agregados, recupere su ESTADO NATURAL, de divinidad espontánea... donde el Gurú, Dios y el Yo, son una misma y única Consciencia.
También comprobamos que sin la ayuda de la Gracia, ninguna de estas prácticas es siquiera posible, y mucho menos efectiva, pero asumiendo la actitud de entrega al Poder supremo, podemos ir hallando el verdadero valor de todos los yogas e ir comprobando las palabras del Maestro, en nuestra propia vida.
Es fundamental el Satsanga, el vivir o permanecer lo más posible a la sombra de un santo real, de un ser realizado como el Sagrugú Ramana, para que su Gracia llegue a establecerse en la conciencia, sin ser opacada por las experiencias mundanas. El desapego es imposible, si la fe no se apoya en algo real y concreto, que se trate sólo de nuevos conceptos...
Por eso creo, como dijiste en la entrada anterior, que será de mucha riqueza para todos, estos escritos a los Pies del más grande santo de nuestros tiempos, Maestro de maestros, no sólo respetado sino tan amado por todos nosotros.
Sigo insistiendo en que sus comentarios completan los "desarrollos doctrinales", pues estos temas son tan inagotables como ricos en todos sus matices, y cada interpretación más que contradecir aporta algo nuevo, que puede extraerse de las pocas palabras (pero tan profundas) del Sadgurú y sobre todo, de su Silencio constante que nos acompaña como una magna bendición!
Gracias Amigo por tu afecto de siempre, por tu sabiduría y por apoyar este humilde trabajo, que sin ustedes no podría llevarse a cabo!
Un gran abarazo en el Ser infinito!
Cuando el alimento es "nutritivo", alimenta de verdad. Creo que tus comentarios van por ese camino, siguiendo los pasos del que GUIA.
ResponderBorrarYo suelo no extenderme, sino todo lo contrario, y a veces ante la prisa del lector y lo breve del comentario, encuentro que no me he explicado con claridad.
En alguna otra ocasión te contaré algo "curioso" que me ocurrió en Arunachala, subiendo en medio de un caluroso Julio, sus laderas de oración y fe.
gracias por este hermoso post
un saludo cariñoso
Gracias Santosham!
ResponderBorrarEs todo lo que intento...seguir "esos" pasos, y no dar ningún otro por "mi" cuenta o en falso.
Se advierte un gran poder de síntesis, que a mi entender denota a su vez sabiduría, y por otra parte tus comentarios son siempre muy claros, al menos para mí...me he preguntado porqué Santosham no tendrá un blog propio, ya que sería muy provechoso para todos... y tal vez allí pudieras contarnos tus experiencias en Arunachala, que por lo mismo supongo será interesantísima!
Lamento lo breve de los comentarios, suelo padecerlo, pero nos ayuda a ser más precisos en los conceptos, a no irnos por las ramas y demás...
Gracias Santosham por tu presencia aquí y por tus palabras de aliento!
Un saludo cariñoso para tí, (y con tu permiso, utilizaré mi palabra preferida para el cariño) "Amigo" en el Ser!