Sólo el silencio

Aunque la realidad del ser ha sido establecida de muchas maneras,decirlo no es suficiente: el ser sólo es conocido por experiencia propia.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi

ॐ नमः शिवाय

lunes, 28 de febrero de 2011

UPADESA (Dhyana Yoga -14-) Contemplación no-dual

14.-La mente que consigue absorberse 
mediante el control de los pranas, 
queda destruida por medio de la 
contemplación del Uno.

En este verso el Maestro nos advierte nuevamente que sólo la CONTEMPLACIÓN, la meditación en perfecta quietud y total absorción creará la condición necesaria para que la pulsión de las predisposiciones centradas en el ego vayan perdiendo su vigor, y la conciencia comience entonces a expandirse y clarificarse.

Llegar a la raíz del conflicto, a determinar la causa fundamental de nuestra aflicción, el motivo principal de nuestra búsqueda, de nuestros esfuerzos, de nuestro camino o sadhana, es posible solamente si logramos dejar atrás todo tipo de identificación.

El Maharshi siempre destaca que la causa de la aflicción es que todos nosotros contemplamos como real lo que es irreal, y que tan sólo con abandonar esa práctica se restablecería automáticamente, de manera espontánea, el equilibrio existencial que propiciaría la realización del Yo.

Contemplar nuestra verdadera forma, dejando de creer en la imagen reflejada por los sentidos es el paso fundamental para la total desidentifación... El punto más alto de la práctica de Dhyana-Yoga es la contemplación no dual, la meditación en la no-identidad.

La práctica nos brinda la oportunidad de percatarnos que existe un trasfondo de quietud al que podemos regresar abandonando los viejos circuítos de la mente, sus hábitos y reacciones productos de tendencias latentes que envían la atención hacia afuera, retroalimentando el círculo vicioso de condicionamiento y limitación.

Sólo la contemplación desapegada podrá lograr al establecerse que la atención permanezca en su fuente, o al menos, no se externalice como una reacción en cadena, y pueda regresar después de cada estado al punto de partida, al punto cero, a la paz de su propio origen, de su verdadero hogar.

El trabajo de purificación de vásanas y samskaras (tendencias y semillas latentes) se concreta naturalmente al permanecer conectados, en perfecto equilibrio, a la fuente radiante de gracia que persiste siempre como centro sostenedor de toda existencia, consciencia y dicha con nombre y forma, esto es, de toda vida.

"La mente que consigue absorberse" sólo puede ser el resultado de la total quietud y propiciada por la Gracia del Gurú... y no puede lograrse de ninguna otra forma.


Cuando está oscuro, es necesaria una lámpara para dar luz. 
Pero cuando el sol ha salido, 
no hay ninguna necesidad de la lámpara; 
los objetos son visibles. 
Y para ver el sol, no es necesaria ninguna lámpara, 
es suficiente con que vuelva usted sus ojos 
hacia el sol auto-luminoso. 


Similarmente con la mente; 
para ver los objetos es necesaria 
la luz reflejada de la mente. 

Para ver el Corazón 
es suficiente que la mente se vuelva hacia él. 
Entonces la mente no cuenta 
y el Corazón es auto-fulgente.

Ver "el corazón" es sin duda la mejor figura que el Maestro pudo haber escogido para enseñarnos con su maravilloso poder de síntesis, lo que realmente implica la "contemplación no dual".

Lo que precisamente caracteriza a la contemplación desde esta perspectiva, es una atención firme y contínua sobre aquello que NUNCA CAMBIA.

Fijar la visión iluminada en ese espacio ilimitado de auto-consciencia que se conoce como "corazón", es la meta del Yoga y a la vez el comienzo del último tramo en la senda hacia la liberación, el principio del fin.

La meta definitiva de todo yoga, la integración a la unidad, suponiendo que nos consideremos separados de la divinidad, se basa en la permanencia en el AHORA ETERNO.

La quietud de la mente es idéntica a la presencia de la consciencia pura, que siempre estuvo allí en segundo plano, como trasfondo inmutable y eterno, y ahora, al detenerse el flujo continuo del pensamiento queda perfectamente expuesta ante nosotros, y comprendemos de manera directa que todo objeto iluminado era tan sólo un mensajero de "esa" Luz y no había ninguna otra existencia, que esta consciencia no dual, omnipresente, plena de dicha y beatitud.

AQUELLO, indefinido, incorpóreo, impersonal, absoluto y pleno, es "lo uno" para el Advaita y lo que el Maharshi destaca en este verso como el punto clave o centro de atención... Por eso, no se trata de meditar en un objeto, ni concentrarse en la luz o el vacío con el propósito de perderse en ello... Sino de persistir en la pura Consciencia libre y desnuda, en el único ser que YO SOY, en AQUELLO que es siempre sin cambio y permanente, eterno y quieto, perfecto en su totalidad.

Dwaita solo puede subsistir cuando usted identifica 
al Sí mismo con el no-Sí mismo. 
Adwaita es no-identificación.

La identificación crea automáticamente un correspondiente entorno o estado de conciencia... Un estado implica movimiento, cambio, evolución, principio y fin, la acción de entrar y salir de él, sentirlo, experimentarlo, perderlo... Mientras haya un yo, como identidad del cuerpo mente, habrá cambio, habrá estados sucesivos de conciencia, habrá accionar y por añadidura, inquietud.

La contemplación "destruye" ese mecanismo de la única manera posible, reeducando la mente para que deje de auspiciar su participación en el mundo objetivo... separando así la paja del trigo, lo funcional de lo trascendental, lo circunstancial de lo eterno, lo irreal de lo real.

La claridad experimentada durante la contemplación libre de identificación se caracteriza por la ausencia total y absoluta de "yo" y "mío", y con ellos de todo reflejo condicionado que nos aleje de nuestra real naturaleza.

Así, el yogui que alcanza este estado no deja de pensar, sino de identificarse con el pensador para ser más exactos, con el sujeto que se crea espontáneamente como equilibrio y parte sustentadora de la acción, del conocimiento, de la manifiestación en proceso. 

Un sabio tal no reduce la contemplación sólo a las horas de práctica, sino que la extiende a todas sus actividades cotidianas ... Por eso parece estar actuando pero no actúa, parece estar pensando pero no piensa, más bien observa, medita en la observación desapegada, flota sobre lo observado sin inmiscuirse... Mientras lo vemos viendo, el sabio no ve nada distinto, no se ve ni siquiera a si mismo observando ni meditando ... tan sólo es lo que es, brilla en su propia naturaleza, irradia ese ser a través su mirada amplia y bondadosa, de su mente expandida, de su visión amorosa y compasiva, porque Él ha comprendido que aquí y ahora, su ser es siempre PURA CONTEMPLACIÓN.


La mente del Sabio que ha realizado el Sí mismo 
está enteramente destruida. 
Está muerta. 

Pero para el espectador, puede parecer 
que él posee una mente como el ego. 
Por consiguiente, el «yo» en el Sabio tiene meramente 
una aparente realidad «objetiva»; 
de hecho, sin embargo, 
no tiene ni una existencia subjetiva ni una realidad objetiva.

Si la mente se vuelve hacia la Fuente de iluminación, 
el conocimiento objetivo cesa, 
y solo el Sí mismo brilla como el Corazón.

En síntesis, contemplación es permanencia en esa perspectiva no-dual donde el conocimiento objetivo cesa, donde los pensamientos no llegan y el ego ya no surge pues no tiene ninguna acción para reclamar como propia, ni un hacedor a quién reclamarle.

La práctica proseguirá como una iteración continua que sólo se detendrá temporalmente en este punto, en la contemplación, hasta estar firmemente establecida... Para ello tendremos que utilizar todas las herramientas aprendidas e incorporadas, de manera de volver una y otra vez hasta esta instancia, hasta este límite, hasta ese estado de absorción y contemplación sin dualidad.

El fin de la sadhana, de la devoción, del yoga y de toda técnica y método recomendado hasta el momento en la Upadesa, es la CONTEMPLACIÓN NO DUAL.

Si vamos tras un conocimiento indirecto, precisamos contar con la herramienta necesaria para obtenerlo, pero si lo que anhelamos es acceder al conocimiento directo de la realidad no objetiva, no necesitamos ningún instrumento para captarlo... Para ello sólo se necesita estar presente, ser alli, ser conscientes de esa conciencia que queda como residuo cuando todo lo demás se esfuma, ser testigos de esa realidad absoluta que tanto deseamos y amamos contemplar.

Sólo la práctica paciente y continua nos conducirá hacia la permanencia en esa quiesencia, quietud silente natural, no forzada, que llamamos Sahaja-Samadhi.

Aquí nos quedamos, hasta aquí llegamos ... Aquí sabremos sin lugar a dudas, de manera directa, que nuestro ser original trasciende todo lo que podamos haber imaginado o concebido anteriormente.

Al contemplar la Realidad sin nombre y sin forma no habrá manera de sobrevivir, y al perdernos de forma paulatina a nosotros mismos será tan perfecta la quietud, tan profunda la paz, tan hondo el silencio que encontraremos, que paralelamente a ello se irá incrementando el deseo de permanecer allí, de persistir en ese estado sin estado, de perdernos para siempre en el océano de la dicha que por la Gracia del Sadgurú hemos reconocido.

Es el fin del camino ... Aunque falta tanto aún, la búsqueda ha terminado... Como dice el viejo adagio: hemos de dejar de buscar para encontrar ...Ya no hay más pasos que dar, ni hacia dónde avanzar ... Ya no hay nada que hacer... ¡Sólo SER allí, sólo SER así, sólo SER aquello que siempre fuimos y que ahora, recién ahora, sólo ahora, únicamente en el ahora ... podemos contemplar!



Las escrituras declaran «ve al Sí mismo», 
«ve a Dios». 
No es fácil comprender estas ideas. 
Puesto que el Sí mismo es Uno no puede ser visto. 
¿Cómo puede uno ver a Dios? 
Sólo deviniendo alimento para Él.

Dios ilumina la mente y brilla dentro de ella, invisible. 
¿Cómo entonces puede uno conocer a Dios a través de la mente? 
Sólo volver la mente hacia adentro 
y fijarla en Él, 
es tener Su visión.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi
SATDARSHAN



OM NAMAH SHIVAYA


OM NAMO BHAGAVATE SRI RAMANAYA

HARI OM TAT SAT

NAMASTÉ


sábado, 19 de febrero de 2011

UPADESA (Dhyana Yoga -11-12-13) La mente y los pranas

11.- Mediante el control de los pranas, es posible absorber la mente.
Este es un medio para contener a la mente, 
semejante a la red se se usa para atrapar a un pájaro.

A partir de este verso el Maestro nos introduce en una nueva dimensión de consciencia, la dimensión de Dhyana Yoga, el persistir como meditación en un estado de total apertura y libertad, que si bien todavía forma parte del universo dual, nos permite situarnos directamente en la puerta de salida, a un paso de lo absoluto y lo real.

Si bien el Maharshi no define Dhyana o la meditación como nuestra segunda naturaleza, al igual que la mayoría de los maestros modernos, enfatiza cada vez que es consultado que con miras a la realización final DHYANA es la práctica principal.

Recordemos que todavía estamos en las etapas preliminares compuestas por los distintos tipos de yoga, y no podemos todavía ni soñar con encarar directamente Atma Vichara, la autoindagación del ser, sin antes haber comprendido la verdadera naturaleza de la mente y de nuestro estado actual condicionado, identificado con el cuerpo y por añadidura con un mundo de cuerpos o "físico", esto es, compuesto por los cinco elementos.

Por eso, cuando alguien acude a él con dudas o aduciendo poca capacidad para la indagación sin más en el principio único, el Maharshi le indica la práctica tradicional, desde el punto de vista del Vedanta, llamada Raja Yoga.

Este Yoga Real del que hablamos, se compone de ocho etapas, por lo cual es conocido también como Ashtanga Yoga, y son ellas: yamas, niyamas, asanas, pranayama, pratyahara, dharana, dhyana y samadhi.

Sin embargo la recomendación siempre se efectúa recalcando que el punto central se halla en DHYANA, la "sadhana" por excelencia que justifica todo esfuerzo y compensa la aflicción producida por el sentimiento de separación y lejanía.


Dhyana es la práctica principal.
Uno quiere librarse de la aflicción. Para eso necesita paz mental, 
la cual significa ausencia de perturbación debida a toda clase de pensamientos. 
Sólo dhyana produce paz mental.
...
No se puede renunciar a dhyana cuando está bien establecido. 
Seguirá automáticamente aunque estemos enfrascados en nuestro trabajo, 
nuestro juego o nuestro goce. 
También persistirá mientras dormimos. 
Dhyana deberá arraigarse tan profundamente 
que será natural con nosotros.
...
Nada es tan bueno como dhyana. 
¿Qué es jnana? Jnana significa realización de la Verdad. 
Se lo efectúa mediante dhyana. El dhyana ayuda a aferrarse a la Verdad, 
excluyendo todos los demás pensamientos.

En esta Upadesa el Maestro va directamente al pranayama, dando por sentado que los yoguis ya cumplen a la perfección con los preceptos morales o restricciones (los "no" o yamas) y las observancias necesarias (los "si" o niyamas), además de haber alcanzado y dominado el equilibrio en la postura (asanas) correcta tanto física como mentalmente.

Comienza entonces por el PRANAYAMA, el control de la fuerza vital o prana, como técnica básica de investigación sobre la naturaleza mental, la cual resulta imprescindible dilucidar antes de continuar profundizando.

Cabe aclara que al hablar de "control" en yoga, no se hace referencia a ningún tipo de restricción o represión consciente, sino más bien a fijar la atención en los procesos básicos sobre los que se simentan todas las construcciones mentales y acciones que presenciamos en el día a día de nuestro diario vivir.

Control aquí es sólo aunarse con el fluir de la energía, la regulación surge naturalmente más desde la fuente que desde el practicante, tanto sea a nivel pránico, mental o espiritual, a medida que vayamos encontrando el camino ascendente hacia el espacio central de consciencia primordial que estamos rastreando interiormente. 

Bhagavan acostumbraba a recomendar un método de pranayama sumamente sencillo y que no acarrea peligro alguno para el practicante conocido como "pranavikshana", nombre proveniente de la práctica de la atención o vigilancia, ya que se basa en la simple y llana observación de los movimientos respiratorios, sólo atendiendo a cada inhalación y exhalación sin intervención alguna, sin retención ni conteo, sin forzar ningún movimiento en absoluto.

Sucede así que en Pranavikshana la mente encuentra una ocupación continua, que es controlar la entrada y salida del aire a los pulmones y paulatinamente se va calmando hasta llegar a absoberse por completo.

Desde el principio el Maharshi aclara que no debemos pensar que la paz obtenida por medio de estas prácticas preliminares es la meta buscada, cosa muy común en los principiantes y sobre todo en aquellos que no hemos partido de la motivación fundamental de hallar la respuesta definitiva al problema del individuo, es decir, para aquellos que estemos experimentando el Yoga como una simple curiosidad o como una investigación de tipo científico.

Para los verdaderos interesados en trascender estos estadíos previos, el Maestro aclara: "El pranayama es una ayuda para el control de la mente. Sólo que usted no se ha de detener en el pranayama. Debe proseguir adelante".

Volviendo al verso de la Upadesa, al utilizar la analogía de la red que utilizan los cazadores de pájaros, simplemente denota la precariedad del estado emocional obtenido... Un estado pasajero que se irá diluyendo a medida que nos alejemos del momento de la práctica en si, para dejarnos practicamente donde comenzamos. 

Recordemos que siempre que hablamos de un "estado", hacemos referencia a una frecuencia mental a la que llegamos por medio de la experimentación un objeto, y que se diluye al terminar de vivenciarlo, por mayor que sea su duración o la intensidad de su goce.

Esto significa simplemente que el objeto se recrea en nuestra conciencia pasando por las etapas de creación, mantención y destrucción, propias de todo proceso creativo y volverá si o si al punto de partida al finalizar la experiencia siempre subjetiva y condicionada.

Por esto es que los maestros modernos hablan de un no-estado, al referirse a nuestra naturaleza más íntima o esencial, ya que no se trata ésta de un "lugar" o plano al que llegamos y partimos, sino más bien de la base existencial desde la que todos los estados, objetos y creaciones emergen y a la que regresan al culminar su ciclo vital.

Por último debemos decir que aunque la práctica de pranayama no es considerada como principal o esencial, es la única forma de lograr una verdadera absorción de la mente, cosa que es imposible de realizar mendiante el estudio o la lectura temática que intentemos incorporar.

Otra vez, "vale más una onza de práctica, que toneladas de teoría", y podríamos agregar que ambas tienen que irse alternando en la conciencia del aspirante, hasta lograr un beneficio efectivo y duradero.




Inhala, y Dios se acerca a tí.
Mantén la inhalación y Dios permanece contigo.
Exhala, y tú te aproximas a Dios.
Mantén la exhalación,
 y te entregas a Dios.
Krishnamacharya









12.- La mente y los pranas están respectivamente, 
dotados de conciencia y de poder de actividad. 
Estas son las dos ramas del poder básico único del Señor.

Para el que mira desde la perspectiva de la fuerza vital "todo es prana"; para aquél que investiga tras la panacea de la perfecta comprensión "todo es conciencia"; pero el Santo que ha alcanzado la visión desde la perspectiva no-dual, sabe que ambos son ilusión y a la vez expresiones de una misma semilla vacía de toda actividad o conocimiento, libre de todo atributo o restricción.

Tanto el prana como la mente no pueden existir sin la consciencia que los trasciende, y por ello ambos comparten una misma fuente, aunque su funcionalidad difiera y parezcan correr por diferentes vías de manifestación.

La "shakti" o energía del Ser (del Señor según se expresa poéticamente en este verso), se divide en estas dos ramas: KRIYA o poder activar, energizar; y JÑANA; o capacidad de conocer, la cognitividad como cualidad inherente del ser actuante.

No es necesario practicar pranayama para percatarnos que el ritmo respiratorio corre paralelamente con el nervioso, ambos sincronizados por la actividad mental más sutil o superior.

Cuando la mente está serena o en las etpas de sueño la respiración es profunda y prolongada, lenta y silenciosa; cuando por el contrario el aliento se halla entrecortado, con una inhalación muy corta y sin utilizar todo la capacidad pulmonar, equivale psíquicamente a un estado de tensión, de nervios, enojo, ira o miedo, es decir, cualquier alteración que represente un desequilibrio para la estructura psicofisica que lo experimenta.

Al comenzar a practicar los pranayamas más sencillos, podemos comprobar esta mísitca coordinación de fuerzas en nosotros mismos, y utilizar este conocimiento como herramienta de sanación y armonización, cuando detectamos cualquier tipo de irritación o alteración, utilizando correctivamente la regulación respiratoria para aquietar o normalizar el ritmo mental.



La envoltura del prana (fuerza vital) está hecha del conocido prana 
y los cinco "indriyas" u órganos de la acción 
(centro del cerebro que controlan las actividades 
del habla, manos, piernas, excreción y reproducción). 

La envoltura material (hecha de comida), 
interpenetrada por la envoltura de prana, 
hace como si todo fuera viviente. 
Pero tampoco esta envoltura de prana es el atman, 
porque es una modificaicón de "vayu" (aire, fuerza vital) 
y como entra al cuerpo y sale de él. 
Siendo eternamente dependiente del Ser, 
jamás conoce su propio bien o mal, ni el de los demás.

Sri Shankaracharya 
Viveka Churhamoni

Según el ashtanga yoga nuestra actividad respiratoria se divide en tres partes: puraka (inhalación), rechaka (exhalación) y kumbhaka (retención).

La retención puede ser "externa", sin aire en los pulmones, o "interna" conteniendo el oxígeno recién inhalado.

Estas tres etapas o fases de experimentación y la externalización de la energía, también tienen su equivalencia en la rama paralela de la consciencia como creación, mantención y destrucción, comprobando nuevamente el paralelismo de ambas fuerzas y su alternancia natural.

Por eso es necesario pasar por la experiencia de la absorción completa, para detectar y diferenciar esa experiencia profundamente liberadora de todos los vaivenes emocionales y estados de conciencia resultantes de los distintos procesos cognitivos por los que atravesamos diariamente... Al librarnos de la identificación con estos procesos constantes de activación y movimiento, podemos llegar a tener un atisbo, una pequeña muestra de la paz inefable que nos espera en la estancia final de nuestra vida.

Vale agregar que dentro del Raja Yoga el Pranayama es es la técnica de regulación o control de respiración, que combinada con las "asanas" forman la subdivisión denominada Hatha Yoga; pero en boca del sabio, este Hatha Yoga cobra un sentido mucho más amplio que la simple preparación física para aprender a meditar o a concentrarse ... Su verdadera finalidad es eliminar la ignorancia que nos separa de nuestra real esencia, de nuestro estado natural y puro, en el que no necesitamos más nada que nuestro propio ser desnudo y liberado de todo condicionamiento.

El pranayama está dirigido a quien no puede controlar 
directamente los pensamientos. 
Sirve como el freno para un auto. 
Pero no hay que detenerse en él, como ya lo dije, 
sino que se debe seguir hacia pratiahara, dharana y dhyana. 
La mente estará controlada después de gozar de dhyana, 
aunque falte pranayama. 


Las asanas (posturas) ayudan al pranayama, 
el cual a su vez, ayuda a dhyana, 
el resultado es la paz mental. 


He aquí la finalidad del hatha yoga.




13.- La absorción de la mente (manolaya) 
y la destrucción de la misma (manonash) 
ocurren con la restricción de ambos. 
La mente absorta retorna, mas no así la mente aniquilada.

La absorción de la mente (manolaya) es una experiencia que tenemos que sufrir antes de encarar la etapa final de autoconocimiento o jñana yoga... Existe un antes y un después de este hallazgo, al punto de ser considerado por algunos como un segundo nacimiento o al menos, una iniciación determinante.

Si no tenemos una pequeña "muestra" del estado final, que aquí el Maestro enfoca como la "destrucción de la mente", no podremos darnos cuenta que la meta, la única finalidad que vale la pena obtener, es ni más ni menos que PERMANECER en ese estado natural y puro, donde los pensamientos no llegan en principio y donde finalmente ya no vuelven a surgir jamás.

Este verso como muchos otros de esta obra, no hace más que allanarnos el camino para la práctica esencial o profunda que es Vichara, la indagación del Ser, y que debemos afrontar con una mente fuerte, sin darle la más mínima chance al ego de recuperarse... Para esto debemos ir paso a paso, abriendo la cabeza y fortaleciendo el corazón sobre todo, para enfrentarnos sin miedo a esa nueva dimensión de consciencia llamada Advaita, cuya meta se sintentiza en la afirmación: YO SOY y eso es todo... Ni esto ni aquello, simplemente YO SOY.

Si bien el Maharshi receta Pranavikshana a los principiantes, también recomienda una profundización del método para aquellos más avanzados, quienes ya han tenido alguna experiencia en la absorción (manolaya) y están plenamente decididos a encarar con mayor impulso el próximo desafío de libertad.



El pranayama de acuerdo al Jñana es:

Expiración = "Na aham" Yo no soy esto
Inspiración = "Koham" ¿Quién soy yo?
Retención = "Soham" Yo soy Aquello

Esto es vichara. Este vichara produce el resultado deseado.
Para quien no esté tan avanzado como para dedicarse a esto, 
un poco de meditación produce la suspensión de la respiración 
y la mente cesa de estar inquieta.

El control de la mente efectiviza espontánemaente 
el control de la respiración; 
más bien da por resultado "Kevala Kumbaka" 
(retención espontánea de la respiración, 
sin prestar atención a la inhalación ni a la exahalación).

Para quien es incapaz de hacer también esto, 
se prescribe la regulación de la respiración para aquietar la mente. 


Ese aquietamiento es efímero. 
La meta no es claramente el pranayama. 
Se extiende a pratyahara, dharana, dhyana y samadhi. 


Ese control le es más fácil al hombre que ya practicó pranayama. 
El pranayama lo conduce hacia las etapas superiores,
incluído el control de la mente. 
Por tanto, el control de la mente 
es también el objetivo del yoga.

Es importante recalcar para finalizar, aunque sea reiterativo para los seguidores de este sistema filosófico, que cuando se habla de "destrucción de la mente" no se hace referencia a la ausencia total de sentido existencial ni a una disminución de la calidad de vida, sino todo lo contrario... Cuando el Maestro nos habla de "restricción" lo hace desde la perspectiva del ser realizado que no precisa identificarse con ningún movimiento o forma de vida que aparezca en su conciencia.

Precisamente la única restricción necesaria es la de abstraernos de identificarnos con una apariencia que no es más que circunstancial y efímera, y que por fuerza de la repetición se ha instalado como real en un terreno de cognitividad poco explorado y asumido con liviandad.

Lo que se debe restringir para posteriormente destruir por inanición, es esa tendencia adqurida que crea en nosotros una mente o conciencia totalmente artificial y ficticia, tal como se apaga una llama o un fuego dejando de suministrarle el combustible necesario para que siga ardiendo.

Aunque no existe la mente más que de manera conceptual, podemos dividir esta entidad en dos aspectos o enfoques bien diferentes.

Por un lado existe la mente funcional, que experimenta, percibe, proyecta, recuerda, etc. y es tan necesaria para el desarrollo de la vida en general; y por otro lo que comúnmente denominamos "mente" es el factor psicológico de la misma, el sujeto concedor nacido del proceso de conocimiento más superficial bajo la ignorancia de su real naturaleza, y que a su vez se apoya en conceptos totalmente ilusorios y relativos como los de espacio-tiempo o pares de opuestos, para sus preferencias y disgustos. 

Esta entidad psicológica además se retroalimenta de sus propias reacciones basadas en la memoria, recuerdos e imaginación, y en la posterior aceptación o rechazo de los acontecimientos que ella misma trastoca, es decir, en la resistencia a la realidad completa, no dual, que no deja el más minimo resquicio para el individuo y sus puntos de vista particulares.

A esta altura resulta obvio aclarar que es este mecanismo enfemizo (este círculo vicioso de conocimiento erróneo), basado en una realidad ficticia lo que se necesita destruir o desmantelar.

No se lo destruirá reprimiéndolo o combatiéndolo de alguna forma, sino ignorándolo, dejando de energizarlo, de alimentarlo dándole entidad, otorgándole una realidad que nunca ha tenido.

De allí la importancia de alcanzar la experiencia de la ABSORCIÓN a través de las diversas prácticas de yoga, para luego consolidarnos en esa quietud, que nos corresponde por derecho propio ya que se trata ni más ni menos que de nuestra naturaleza real, pura y simple, sin conflictos ni agregados.

Paulatinamente, al tiempo que se debilita la mente condicionada por "yo y mío", que vive en permanente conflicto y confrontación con la realidad que lo circunda, podremos acceder a esa paz que sólo en su ausencia, detención o inactividad podemos vivenciar, y a la que regresamos cada día en el sueño profundo pero no recordamos, por el simple hecho de utilizar nuestra mente de cualquier manera, centrada en el ego. 

Otra encarnación del Dios de dioses, de SHIVA (el MahaYogui), fue Sri Shankaracharya quien en su maravillosa obra Aparoksha Anubhuti (la realización directa del ser) también recomendaba esta práctica como esencial para los últimos tramos del sendero del jñani:


El control de todas las modificaciones mentales 
considerando al chitta (la sustancia mental) 
y lo demás únicamente como Brahman, 
es pranayama.

La negación del mundo fenomenal es rechaka (exhalación); 
la idea de que "yo soy realmente Brahman" es puraka (inhalación);
y la posterior firmeza en esa idea es conocida como kumbhaka (retención). 


Este es el verdadero pranayama para los iluminados. 

Aparoksha Anubhuti 118-120

El hombre ignorante de su naturaleza es quien debe desaparecer y disolverse en su propia fuente, y entonces ya no necesitaremos obtener NADA MÁS, ya no harán falta más prácticas ni maestros, ni discípulos o doctrinas, ni ejemplos ni meta alguna, porque habremos llegado a ese estado regenerado en el que Sri Ramana Maharshi vivió durante muchos años, sólo para demostrarnos prácticamente el nivel de perfección o estabilidad que finalmente todos tendremos que asumir, antes de reintegrarnos a la fuente única de la vida toda.

Mediante la práctica hemos descubierto y recordado esencialmente que la felicidad no está en los objetos ni en el mundo mental, y que si la reflejan es precisamente porque todo es expresión de una misma fuente de armonía y plenitud contínua, sin cambio, eternamente pura.

Ahora podemos entender que si bien el fluir continuo de la mente no puede ser detenido artificialmente (el agua no puede convertirse en agua-seca), el estado de absorción constituye un valioso anticipo de la total quietud y la completa paz que nos espera al final del camino.

La absorción deviene en quietud, y ésta aunque temporal, nos deja el verdadero sabor de lo eterno y una cada vez más firme certeza de que la realización no es algo nuevo, algo a obtener, sino la base a la que volveremos inevitablemente al concluir este estado transitiroio de hipnósis o alucinación.

Ahora conocemos nuestra morada final y original sin agregados, desde la que hemos partido sólo mentalmente mediante la falsa identificación con este sueño transitorio de la existencia individual.

Ahora comprendemos que la enunciación más simple y directa de la Verdad Eterna estuvo siempre ante nosotros, o mejor, "en nosotros", ya que la respiración mecánica en apariencia pero espontánea y natural en esencia, nos repite de manera "constante y sonante" la respuesta a todas las preguntas y dudas sobre nuestra verdadera identidad.

Cuando inhalamos, inconscientemente recitamos "so" y cuando exhalamos "ham" ... Así cada día, a cada instante, en cada respiración, de la primera a la última, repetimos: YO SOY AQUELLO, sólo "aquello" que jamás podremos saber ni conocer con los medios que contamos en la actualidad, pero que más allá de cuándo y cómo lo realicemos, constituirá siempre, eternamente, aquí y ahora: nuestro único SER.

Ahora sólo nos resta permanecer allí, a Sus Pies, contemplando la Verdad suprema, totalmente entregados, absorbidos en ese sentimiento de inquebrantable unificación, disueltos por completo en la base existencial de esa realidad absoluta que hemos recuperado para siempre y que ya nada ni nadie podrá quitarnos jamás.

El Sadgurú nos has traído hasta aquí y cuando Bhagavan nos guía no hay vueltra atrás... ¡Unámonos entonces rendidos a Sus Pies de loto, entonando esta maravillosa oración que expresa la Verdad más alta y el más intenso agradecimiento de nuestro corazón!


Gurú Mantra

Dhyana moolam Gurú Murti
Pooja moolam Gurú Padam
Mantra moolam Gurú Vakyam
Moksha moolam Gurú Kripa




¡La base de la meditación es la forma del Gurú; 
la esencia de la adoración son los Pies del Gurú; 
la raíz de todos los mantras es sólo Su palabra; 
y la realización final, la única liberación completa, 
es sólo por Su Gracia!

OM NAMAH SHIVAYA



OM NAMO BHAGAVATE SRI RAMANAYA


HARI OM TAT SAT


NAMASTÉ

Âtma Vichara paso a paso

Persigue inexorablemente la búsqueda del "Quién soy yo".
Analiza tu personalidad entera.
Trata de encontrar dónde comienza el pensamiento del Yo.
Prosigue con tus meditaciones.
Continúa volviendo la atención hacia adentro. (Un día la rueda del pensamiento perderá velocidad, y una intuición surgirá misteriosamente)
Sigue esa intuición, deja que tu pensamiento se detenga, y te conducirá finalmente hacia la meta.

De las Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi