Sólo el silencio

Aunque la realidad del ser ha sido establecida de muchas maneras,decirlo no es suficiente: el ser sólo es conocido por experiencia propia.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi

ॐ नमः शिवाय

sábado, 21 de mayo de 2011

UPADESA (Jñana Yoga -25-26) La correcta visión es realización

25.- Quien abandona los condicionamientos, 
obtiene la realización de sí mismo. 
La visión del Señor como el Ser 
es la verdadera realización de Dios.


Si encontramos en nosotros mismos el valor, la coherencia y la lucidez necesarias para aceptar que nuestra esencia es plena libertad y permanencia en la integridad, sabremos que desapegarnos de toda condición existencial es lo único que realmente nos urge.

Nos urge, en la práctica, revisar continuamente nuestra perspectiva, soltar toda postura o contracción asumida anticipadamente, abandonar los condicionamientos que nos colocaron en la penosa situación de buscadores de nosotros mismos y rastreadores de aquello que somos realmente y nunca hemos perdido.

Ya sabemos que no hay nada más, que todas las opciones eran falsas, que la única salida es volver a la entrada, al Origen, el principio desde el cual nos proyectamos y recreamos en esta odisea de la individualidad.

Aquí, en este estado de vigilia, todo es mente... El maestro, el aspirtante, la liberación misma y el supuesto liberado, son sólo ideas, concepciones mentales frabricadas con antelación, y proyectadas repetitivamente desde la perspectiva del individuo que asume el "yo soy esto" como su base existencial.

Los distintos condicionamientos o envolturas se sostienen sobre la base del individuo y en ese sentido nos limitan y presionan, trastocando nuestra visión o conciencia del momento.

El gran Adi Shankaracharya nos enseña en su Viveka Chuharmoni que la ligadura y la liberación del alma individual son sólo atributos en buddhi (el intelecto), que los ignorantes sobreimponen sobre la realidad siempre existente.


351
El Ser Supremo está dotado de naturaleza eterna, 
es conocimiento indivisible, 
el uno sin segundo, el Testigo del buddhi y todo lo demás, 
distinto de lo grosero y de lo sutil, es, de hecho, 
lo que se debería implicar con el término “Yo”; 
es la esencia de la eterna dicha interior.


352
El hombre sabio, discriminando así entre lo real y lo irreal, 
reconociendo la Verdad mediante la visión de la Luz Interior, 
y experimentando su propio Ser que es el Conocimiento
Absoluto, se libera de todo tipo de obstrucciones 
y obtiene la experiencia de Paz absoluta.


353
Cuando el Atman, el uno sin segundo, 
es experimentado entrando en el estado de Nirvikalpa Samadhi, 
el nudo de ignorancia que atenaza el corazón 
queda completamente destruido.


354
Imaginaciones tales como “tu y yo”, “yo’, o “esto”, 
pueden tomar lugar en la mente
debido a la distorsión creada por el buddhi (intelecto). 
Pero cuando el Paramatman, el Absoluto, el uno sin segundo, 
se manifiesta en la experiencia de Samadhi, 
todas esas imaginaciones desaparecen de la mente 
debido a la experiencia de la verdad de Brahman.


355
El Sanyasin, calmo, autocontrolado, 
totalmente apartado del mundo sensorial, 
paciente y dedicado a la práctica del Samadhi, 
siempre refleja en su propio ser el Ser de todo el Universo. 


De esta manera destruye la imaginación 
que es producto de la oscuridad de la ignorancia. 


Y el Sanyasin vive feliz como Brahman, 
libre de toda acción y de toda variación de la mente.


LA JOYA DEL DISCERNIMIENTO
(VIVEKA CHUDAMANI)
SANKARA

Nuestra realidad de fondo, nuestra naturaleza esencial está más allá de la mente, del ego creado en buddhi o de lo contrario no podríamos ni siquiera conocerlo o referirnos a él como un aditamento, como un agregado circunstancial.

Conocer sus funciones, sus cambios y sus cualidades resultan de suma utlidad para dejar de confundirnos e identificarnos con ese rejunte de creaciones automantenidas que llamamos "mente" y sus intermitentes modalidades funcionales.

La disyuntiva final es seguir el camino de la mente individual y alejarnos cada vez más de nuestro origen, o girar trescientos sesenta grados, darnos vuelta completamente y volver por donde vinimos a terminar con este mal de ausencia que tanto nos aqueja.




El deseo de felicidad y paz permanentes denota
que en su naturaleza existe esa permanencia.
Por eso busca encontrar y recobrar 
su propia naturaleza,o sea, su Yo.

Una vez que se encuentra eso, se encuentra todo. 
Esa búsqueda hacia adentro es el sendero 
que el intelecto del hombre ha de conquistar. 

El intelecto mismo, mediante práctica continua,
comprende que algún Poder Superior le permite funcionar. 
El mismo no puede llegar a ese Poder. 
Por eso, después de cierta etapa cesa de funcionar. 
Y cuando lo hace, todo lo que queda 
es únicamente el Poder Supremo. 

Eso es Realización, ésa es la finalidad, ésa es la meta. 

Está claro entonces, que lo que el intelecto se propone es realizar 
su propia independencia sobre el Poder Superior 
y su ineptitud para llegar a éste. 
Por eso deberá aniquilarse antes de conquistar la meta.

Sri Ramana Maharshi

Nuestro amado Guía pone a frente a nosotros la única salida... ¡No hay dos caminos... sólo hay uno!

Lo que nos ha confinado a los límites de lo intelectual fue tratar de interpretar esta realidad o unidad existencial desde una inadecuada perspectiva.

Sólo en el presente eterno, aquí, ahora y fuera de todo condicionamiento mental podemos abrazar lo que es real, y es solamente dejando de captar lo que no lo es ... lo que es no-si mismo ... como llegaremos a lo que Es... al ser infinito.

La última verdad es la visión libre de dualidad, la percepción sin objetos, la mente pura que es no-mente o simple consciencia, sin cambios ni atributos.

¡Ya somos todo lo que podemos ser! ...No hay nada que realizar, ni que encontrar, ni que obtener; nada en que convertirnos.

Nada de lo que intentemos o creamos ser y parecer, subsistirá tras la liberación definitiva que sólo puede hallarse en el presente.

Lo que buscamos como buscadores, no es más que darnos cuenta, comprender definitivamente que todo está aquí y ahora y que es tan sólo nuestra incertidumbre lo que nos separa de la verdad omnipresente.

Sólo viendo lo falso como falso, apelando al "neti-neti" del Vedanta, negando toda identificación preconcebida y abandonando todo condicionamiento, toda interpretación o conceptualización, la fascinación tiene que desaparecer y la luz de la unidad, de lo real, resplandecer.

El Ser se realiza a sí mismo siempre aquí y ahora, nunca en otro espacio, ni tiempo, ni en otro cuerpo, ni en otro corazón que no sea el NUESTRO.


26.- Puesto que el Yo no es dual, 
sólo morar en el Yo es la visión del Yo, 
y sólo esto se conoce 
como morar firmemente en el Yo.

Una visión lleva por lo general a la presunción de la dualidad del veedor y lo visto, pero no tiene la misma implicancia en la filosofía Vedanta donde la visión referida es la del Jñani, la del meditador fundido con la realidad sin objeto que no puede expresarse de otra manera que como unidad, plenitud y existencia absoluta.

La visión directa, la visión de la advaita, la real visión del Yo es la realización... Es simplemente vernos tal cual somos, en absoluta libertad, vacíos de todos los condicionamientos, atributos y cualidades, con los que nos habíamos identificado a partir de esa absurda suposición del ser individual.

Persistir en la consciencia YO SOY sin restringirla a un estado, ni a una subjetividad preestablecida; devolviéndole a la mente el gusto por la introversión, por no desatender o ausentarse de esa dicha y claridad propias de su estado natural, es en definitiva: MORAR EN EL YO, la meta de todos los yogas, el fin de todos los senderos que conocimos y trascendimos en el camino ascendente que nos trajo hasta aquí.

Nuestro Guía lo viene enunciando una y otra vez, de todas las formas posibles, pero sabemos que hasta tanto la mente no se clarifique y se depure en gran medida, no podrá captarlo, aceptarlo ni comprenderlo, y mucho menos asumirlo.

La gente no comprendería esa verdad sencilla y desnuda: 
la verdad de su experiencia cotidiana siempre presente y eterna. 
Esa Verdad es la del Yo. 
¿Hay alguén que no sea consciente del Yo? 

A la gente ni siquiera le gustaría oírlo, 
mientras que está ansiosa por saber qué hay más allá; 
el cielo, el infierno, la reencarnación. 
Debido a que aman el misterio, 
pero no aman la verdad desnuda, 
las religiones las miman sólo para hacerlas volver al Yo.

El estado al que llamamos realización 
es simplemente ser lo que se es, 
sin necesidad de saber nada 
ni de transformarse en nada.

Cuando uno se ha realizado, 
uno es lo que es y lo que siempre ha sido.
No se puede describir ese estado.
Sólo se puede ser eso.

Sri Ramana Maharshi

No nos gusta escuchar que nuestra esencia es no dual, sin cambio, porque prejuzgamos aquello como algo sin vida, sin emoción, sin un sentido experimental de la existencia.

En verdad sucede todo lo contrario, es identificarnos con los estados sucesivos y el cambio continuo, lo que nos priva de aprender la belleza y la dicha de nuestra propia existencia indiferenciada, trascendental, pura y plena.

Lo único real es aquello que está libre de cambios, de movimiento... Y permanece como si mismo en un solo ser, siendo en potencia toda la energía que existe y puede existir, sin separarse jamás su naturaleza eterna, inmutable y autoconsciente.

La realización es la visión de esa verdad irrefutable, y verla como el Yo, como el Sí Mismo, como el único ser real... es lo que hacemos todo el tiempo, intrísecamente, naturalmente.

El haber asumido la carencia de ese conocimiento esencial constituye el principal escollo.. El plantearlo como algo a realizar, a resolver, como un tema "a futuro" es lo que nos mantiene aparte como buscadores desorientados, como supuestos individuos extraviados en busca de su identidad.

La realización ya está allí. 
El estado libre de pensamiento es el único estado real. 

La realización no existe como una acción. 
¿Hay alguien que no esté captando al Yo? 
¿Hay alguien que niegue su propia existencia?

Hablando de comprensión, ésta implica dos yoes; 
uno, el que comprenda, el otro, el que sea comprendido. 

Una vez que admitimos nuestra existencia, 
¿cómo es que no conoceremos a nuestro Yo?

Sri Ramana Maharshi


La realidad no es algo a conseguir; lo que es natural no puede requerir esfuerzo alguno; el ser no puede hallarse en el futuro; la verdad no puede estar sujeta a comprobación; lo esencial no puede estar ausente jamás.

Aquí la meta es el camino y el medio es el fin... Ahora tiene que estar la realidad no dual, aquí presente, si es que realmente existe.

No hay nada que comprender, nada que necesite ser comprendido por una entidad equis, o un conocedor desinformado... No hay más Yo que éste, que está siempre existiendo como nosotros en unidad, como todos los seres en un solo ser, como plenitud o realidad omniabarcante.

No hay más realidad que ésta, que está presente aquí y ahora trascendiendo todo lo mental y conteniéndolo todo sin que nada le afecte, ni le inmute.

Sabemos que en ese SER todo es Purnam, plenitud y perfección jamás afectada por nada ni por nadie... Descansemos pues en esa perfecta quietud, permaneciendo sin etiquetas, sin nombre y sin forma, sin identidad alguna, sin agregados... Sólo siendo en unidad con Shiva, el perfecto testigo inamovible de la infinita PLENITUD!


Om poor na ma dah poor na mi dam
poor naat poor na mu da chya te
poor nas ya poor na maa daa ya
poor na me vaa va shi shya te
Om shaan tih shaan tih shaan tih


Aquello es perfecto – esto es perfecto.
Lo que viene de lo perfecto 
es ciertamente perfecto.
Lo que puede llegar a ser perfecto, 
es perfecto ahora mismo.
¡Que sea la paz, paz y perfecta paz!

domingo, 15 de mayo de 2011

UPADESA (Jñana Yoga -24-) Enderezar la perspectiva

24.- Desde el punto de vista del instrumento material y sutil, 
existe diferencia entre el jiva e Ishvara, 
pero desde el punto de vista de su verdadera naturaleza, 
sólo existe la Realidad Suprema.

Lo único que resta, lo que nos falta para sabernos realizados desde el principio de los tiempos, es ENDEREZAR LA PERSPECTIVA, ver y asumir la Realidad como el Sí mismo y partir de allí para reconocer la existencia como una manifestación natural y espontánea de nuestro propio ser.

¡Sólo existe la Realidad suprema!

Esta afirmación sintetiza toda la enseñanza, engloba el espíritu de todo el poema que estamos analizando (Upadesa Saram), y por ello aparece a esta altura para reafirmar el conocimiento esencial o básico y aclarar definitivamente que para la visión iluminada todo existe en un plano de completa igualdad;  jiva, ishwara, el mundo, el ego, etc., y existen solamente e inequívocamente como aspectos relativos del único ser, indiviso, absoluto y total.

Comúnmente decimos, y aquí mismo lo hemos hecho anteriormente, que la Verdad de lo que somos no puede jamás ser expresada, que no puede ser descripta o manifestada de ninguna manera... Y esto debe entenderse muy bien antes de continuar: lo que somos ya está siendo expresado, manifestado totalmente y plenamente, de la única manera que puede ser representada, como la unidad, la única REALIDAD que finalmente existe.

No puede encerrarse entre conceptos, palabras ni doctrina alguna porque precisamente, éstas son herramientas o medios para el conocimiento objetivo, utilizados por el intelecto para tratar de definir lo indefinible, lo incognocible, la esencia de esta representanción existencial que le toca presenciar.

Desde el punto de vista individual no hay respuesta posible, ni realización que pueda ser alcanzada por otro medio que la total entrega de ese individualismo, en el que nos situamos al identificarnos con el cuerpo-mente o vehículo conocedor.

Usted debe librarse de la idea de que todavía es un ajnani 
para realizar al Yo.
Usted es el Yo.
¿Hubo alguna vez un tiempo en que usted existió 
independientemente del Yo?
Sri Ramana Maharshi

El Maestro insiste y afirma desde las alturas de la realización, que no hay otra existencia que aquella que nosotros mismos convalidamos al hacer ejercicio de esa consciencia (YO SOY).

Como individuo nadie es nada y Dios, el Ser, lo es TODO... Sin embargo como el Todo, es decir, desde una perspectiva no condicionada por el medio de conocimiento, somos UNO sin segundo y podemos comprender sin conceptos, directamente, e identificarnos con la existencia en su totalidad perfectamente, realmente, plenamente.

Como decía Sri Nissargadatta Maharaj, nuestra existencia transcurre entre esa conciencia espiritual (el corazón) que dice YO SOY TODO, y la mente lógica y estructurada (el intelecto), que al llegar a un punto determinado del análisis y la investigación no tiene otra salida que afirmar: YO SOY NADA... "Entre ambos transcurre mi vida", decía Maharaj, y es que entre esas dos perspectivas contrapuestas y complementarias a la vez, se debate el jñani en la difícil senda del autoconocimiento.

De allí se explica esa actitud en apariencia tan extraña y contradictoria de los "jivanmuktas", liberados en vida, de vivir esta experiencia existencial con total desapego y abandono, pero sin desprecio, sino al contrario, con profundo amor, respeto y continua reverencia hacia aquello que no puede ser expresado de otra forma que como lo hace en cada detalle de la vida cotidiana, siempre en UNIDAD, en PLENITUD, en la más perfecta armonía y orquestación, inconcebible para nosotros, pero totalmente experimentable si alcanzamos a estabilizarnos en ese estado natural que nos devolverá gradualmente a la unidad esencial, a la base de nuestro ser total y absoluto, al sólo ser que tanto anhelamos.

El Conocimiento es el de siempre, pero ahora que lo vimos y lo reconocimos personificado dulcemente en la figura del Maharshi, tenemos que aprender, nobleza obliga, a darle su justo valor, su lugar preponderante en nuestras vidas, a apoyarnos en él como nuestra perspectiva principal, como la base existencial desde la que partimos cada día, a cada instante.

Al ir madurando comprendemos que no hace falta ser una especie de semidios, ni obrar milagros para vivenciar esta unidad en nuestra vida; basta con permanecer alineados a la realidad que nos rodea a cada instante y en la que existimos sin otra separación que la conceptual, que la que impone el conocimiento relativo.

El conocimiento del ser no es algo que tengamos que obtener o que nos falte, sino algo básico y esencial para todos nosotros, y es, en todos los órdenes de la existencia tan común y continuo, que hemos dejado de tenerlo en cuenta, como se explica en la parabola del décimo hombre que magistralmente cita el Maharshi.

Brahma-jnana no es un Conocimiento que tenga que ser adquirido, 
de manera que, al adquirirlo, uno pueda obtener la felicidad. 
Es la propia visión ignorante de uno lo que uno debe abandonar. 

El Sí mismo que usted busca conocer es verdaderamente usted mismo. 
Su supuesta ignorancia le causa a usted una innecesaria aflicción, 
como la de los diez hombres necios que lamentaban la «pérdida» 
del décimo hombre que nunca se había perdido.

Los diez hombres necios de la parábola vadeaban un arroyo y, 
al alcanzar la otra orilla, querían asegurarse 
de que todos ellos habían cruzado a salvo la corriente. 

Uno de los diez comenzó a contar, 
pero al contar a los otros se excluyó a sí mismo de la cuenta. 
«Yo veo solo nueve; ciertamente, hemos perdido a uno. 
¿Quién puede ser?» dijo.
 «¿Contaste correctamente?» preguntó otro, e hizo el recuento él mismo. 
Pero, él también, contó sólo nueve. 

Uno detrás de otro, cada uno de los diez, contó solo nueve, olvidándose de sí mismo. 
«Nosotros somos solo nueve», acordaron todos; 
«¿pero quién es el que falta?», se preguntaban. 

Todo esfuerzo que hicieron para descubrir al individuo «que faltaba», fracasó. 
«Quienquiera que sea se ha ahogado», dijo el más sentimental de los diez necios, 
«le hemos perdido». 
Al decir esto, estalló en lagrimas, y los nueve restantes le siguieron.

Viéndoles llorar a la orilla del río, un compasivo viajero les preguntó la causa. 
Ellos contaron lo que había ocurrido, 
y dijeron que incluso después de contarse varias veces, 
no pudieron encontrar más que nueve. 

Al oír la historia, pero viendo a los diez ante él, 
el viajero adivinó lo que había pasado. 
Para hacerles saber por sí mismos que eran realmente diez, 
y que todos ellos habían salido ilesos de la travesía, el viajero les dijo, 
«Que cada uno de vosotros cuente por sí mismo, 
pero uno detrás de otro en serie, uno, dos, tres y así sucesivamente, 
mientras que yo os daré a cada uno una bofetada 
de manera que todos vosotros podáis estar seguros 
de haber sido incluidos en el recuento, e incluidos solo una vez. 
Entonces el décimo hombre “perdido” será encontrado». 

Al escuchar esto, ellos se alegraron ante la perspectiva 
de encontrar a su camarada «perdido» 
y aceptaron el método sugerido por el viajero.

Mientras el buen viajero daba una bofetada a cada uno de los diez en fila, 
el que recibía la bofetada se contaba en voz alta. 
«Diez» dijo el último hombre cuando recibió la última bofetada en la fila. 
Perplejos, se miraron unos a otros, «Nosotros somos diez» 
dijeron con una sola voz y agradecieron al viajero haber eliminado su aflicción. 

Esa es la parábola. ¿De donde fue traído el décimo hombre? ¿Se había perdido nunca? 
Al saber que había estado allí todo el tiempo, ¿aprendieron ellos algo nuevo? 

La causa de su aflicción no era la perdida real de ninguno de los diez, 
era su propia ignorancia, o más bien su mera suposición 
de que uno de ellos se había perdido 
—(aunque ellos no podían encontrar quién era)— 
debido a que contaban sólo nueve.

Tal es también el caso con usted. 
Verdaderamente no hay ninguna causa para que usted sea miserable e infeliz. 
Usted mismo impone limitaciones a su verdadera naturaleza de Ser infinito, 
y entonces llora porque usted es solo una criatura finita. 

Entonces usted emprende esta o aquella sadhana para trascender 
las limitaciones no-existentes. 

Pero si su sadhana misma asume la existencia de las limitaciones, 
¿cómo puede ella ayudarle a trascenderlas?

Por consiguiente, yo digo, sepa que usted es el Ser puro e infinito, 
el Sí mismo Absoluto. 

Usted es siempre ese Sí mismo y nada sino ese Sí mismo. 
Así pues, usted no puede ser nunca realmente ignorante del Sí mismo; 
su ignorancia es meramente una ignorancia en apariencia, 
como la ignorancia de los diez necios sobre el décimo hombre «perdido». 
Es esta ignorancia la que les causaba la aflicción.

Sepa entonces que el verdadero Conocimiento no le crea un Ser nuevo, 
sino que sólo elimina su «ignorancia ignorante». 

La Felicidad no es agregada a su naturaleza, 
sino que simplemente se revela como su Estado natural y verdadero, 
Eterno e Imperecedero. 

La única vía para librarse de su aflicción es Conocer y SER el Sí mismo. 
¿Cómo puede ser esto inalcanzable?

El Maharshi nos abofetea una vez más, uno tras otro, con infinita paciencia, para ayudarnos a descubrir el error original y a comprender definitivamente que en nosotros mismos está la respuesta tan anhelada, que parecía oculta, por haber perdido de vista los hechos y sobre todo EL HECHO fundamental en el que todos los demás se apoyan (...) y haber omitido la pregunta, la correcta pregunta, la constante pregunta que debemos hacernos sin cesar: ¿quién soy yo?.

Desde la perspectiva del que percibe hay diferencia entre la ola y el océano, pero desde la de aquél que está dentro, no nadando, sino flotando sin esfuerzo, plácidamente... ¡No existe más que el mar por todas partes!

La diferencia o dualidad entre la ola y el océano, es la misma que existe entre Jiva e Ishwara, y es siempre relativa al observador diferenciado, mientras que su unidad es absoluta, es decir, trasciende las asociaciones y condicionamientos con que son evaluados y desde el punto de vista del conocedor.

El individuo sólo puede existir en comparación con lo indiviso, con la totalidad, por eso se dice que nace, se desarrolla y muere, o se funde finalmente en lo global, en la unidad, una vez que concluye su ciclo de manifestación... Pero esta apreciación es sólo desde el punto de vista del cuerpo-mente que se sitúa como conocedor, y no existe desde la Conciencia que abarca todos los grados de realidad, todo el espectro de la manifestación y del ser potencial, en su conjunto.

Cuando al Maharshi se le preguntaba acerca de la Realidad, si era espiritual o material, respondía:

Que sea material o espiritual, 
eso está de acuerdo con la perspectiva de usted. 
Drishtim jnanamayim kritva, pasyet Brahmamayam jagat.


Enderece su perspectiva, 
el Creador sabe cómo cuidar de su creación.


Sri Ramana Maharshi

Desde el punto de vista del Yo, antes del primer pensamiento, no hay nacimiento ni muerte, ni cielo ni infierno, ni alma individual, ni reencarnación!

La consciencia siempre es conciencia de sí mismo ... Si somos conscientes de algo, primero esencialmente lo somos de nosotros mismos... Esa Consciencia base o primordial no es otro que el Yo puro! ¡No hay nada más allá!

Conocer el Sí mismo, el Yo real, es SERLO y no hay otra manera de abordarlo.

¡No hay nada más que la Realidad Suprema!

... Y desde esa perspectiva, desde la no dualidad o Advaita, el Gurú Supremo nos dice sin palabras, en silencio, sin otro vehículo que esa dulce mirada de quien se ama a sí mismo en lo que contempla: ¡TAT TWAM ASI - TÚ ERES AQUELLO!


OM

Brahmanandam parama-sukhadam
kevalam jñanamurtim
dwandatitam gaganasadrisham
tattwamasyadi lakshyam

Ekam nityam vimalam achalam
sarvadhi sakshibhutam
bhavatitam
trigunarahitam
sadgurum tam namami

OM

TRADUCCIÓN DE GURU STOTRAM
( HIMNO AL GURU )

Yo reverencio al Real Maestro
que posee la dicha de estar establecido en Brahman,
al que otorga la Suprema Felicidad, al Absoluto,
al que es el Conocimiento Supremo personificado,
al que está libre de dualidad, que es como el éter
y que tiene como lema principal "Tú Eres Aquello",
al que es Uno indiviso, eterno, puro, inamovible,
al que es testigo de todo intelecto,
al que está más allá de los estados
y que está desprovisto de los tres gunas.



OM NAMAH SHIVAYA

OM NAMO BHAGAVATE SRI RAMANAYA

HARI OM TAT SAT

OM SHANTI, SHANTI, SHANTIHI


viernes, 6 de mayo de 2011

UPADESA (Jñana Yoga -23) Sólo existe el Ser

23.-  ¿Existe otra conciencia que ilumina la existencia? 
No la hay, pues la existencia es conciencia 
y la Conciencia sólo es el Ser.

Ya hemos visto que en el proceso de conocimiento la dualidad es ineludible... El conocedor es lo sensible, aquello que posee en sí mismo la cualidad de conocer y experimentar, mientras que lo conocido es siempre inherte, insensible.

Lo sensible y lo insensible no pueden cohexistir, al igual que la luz y la oscuridad no pueden ser al mismo tiempo.

La luz posibilita la aparición visual de los objetos y éstos sólo pueden al sumo, reflejarla... Así los instrumentos como el cuerpo y la mente, que no son más que objetos en definitiva, aparecen como sensibles solamente al ser iluminados o reconocidos por la Conciencia, aunque una seria investigación descubre inmediatamente su falsedad.

Siguiendo esta línea analítica: ¿pueden coexistir dos sujetos conocedores, sensibles a la vez uno del otro como siguiendo una escala o jerarquía que aparece de menor a mayor?

La respuesta es obvia: no puede existir un segundo sujeto o conocedor supremo cuya visión supere y trascienda la perspectiva relativa o condicionada del observador diferenciado.

Esta dualidad no puede existir más que en la ilusión creada por esta misma creencia... Por la noción egoica de que el instrumento es el conocedor, el hacedor, el yo inferior alineado con Lo superior.

Así llegamos a determinar que el individuo, el ego, el objservador y todo ser que aparezca como sensible, no es finalmente más que la única Conciencia, Siva mismo, el Ser Absoluto que existe como unidad y resiste la presunción de diversidad creada y superpuesta por el observador diferenciado.

Por eso, el Maharshi nos recuerda a esta altura que las percepciones sensoriales no son más que conocimiento indirecto y que sólo la propia conciencia del Yo es conocimiento directo, completo, sin lugar a dudas, real.

No se necesita instrumento alguno para conocer al Yo, sólo reconocer esta aptitud inherente y hacerla efectiva.

Existir es ser consciente de esa existencia... Reconocer esa experiencia como previa a este conocimiento implícito, como la base inmutable sobre la que aparece esta intuición, esta sensación de ser, desde la interacción con el conjunto de objetos percibidos.

Nuestra verdadera naturaleza es Existencia y Conciencia, es el Sat-Chit-Ananda de la Vedanta, donde Felicidad (ANANDA) es la resultante natural de la permanencia en el mas puro Conocimiento (CHIT), persistiendo como la única Existencia (SAT) indiferenciada.

Por eso el Sadgurú remata el verso reafirmando que la Conciencia sólo es el Ser, porque estamos habituados a confundirla con esa otra conciencia que sólo es un reflejo de aquella y a la vez es variable y medible de acuerdo a su contenido en constante cambio.

Y es que es importante a esta altura, que el aspirante (jñani) reafirme y confirme en profunda meditación, que  la conciencia jamás es afectada por lo que refleja, así como el sol nunca sufre en sí mismo las modificaciones que se perciben en su reflejo sobre la superficie del lago agitado por la brisa o el fuerte viento.

La conciencia que se expande como SAT y se repliega como ANANDA, sólo puede ser reconocida como CHIT, como ES en su estado puro, sin desdoblamientos ni superposiciones, sino simple y desnuda, como es en sí misma, como el Atman supremo.

El Atma es siempre Sat-Chit-Ananda. 
De éstos, los dos primeros se experimentan en todos los estados, 
mientras que el último se dice que 
sólo se lo experimenta estando dormido.

Surge el interrogante sobre cómo la naturaleza verdadera del Yo 
se la puede perder en los estados de vigilia y onírico. 
Realmente hablando, no se la pierde. 

Estando dormido no existe la mente, 
y el Yo brilla como el Sí Mismo, 
mientras que en los otros dos estados 
lo que resplandece es la luz reflejada del Yo. 

La Ananda se siente después que, 
en el sueño, cesan los pensamientos.

Sri Ramana Maharshi

Este Atman que trasciende los tres estados y subsiste más allá de cualquier modificación de la ignorancia, es siempre puro e incognoscible, por lo que se lo indica como la suprema tríada (sat-chit-ananda) y su naturaleza no puede ser otra que la del Yo real.

La filosofía Vedanta nos enseña que el Yo es eterno, sin cambios y autoexistente... Esta autoevidencia hace que no se necesite otra conciencia para reconocerlo y admitir su existencia, que pasa así a ser IRREFUTABLE.

Basada en esta verdad indiscutible es que afirma como un hecho concreto y comprobable, que quitando todo lo superpuesto, todo condicionamiento agregado con posterioridad a esta conciencia, resplandece sin más el Yo real, el puro ser que queda como residuo de la devastación total.

Al no existir otra conciencia que ilumine su existencia, su pura presencia se traduce automáticamente como plenitud (Purnam), felicidad y paz permanentes, y esto no es otra cosa que la meta, la realización tan anhelada.

Lo único que necesitamos para  realizar al individuo como el Yo real es desilusionarnos del no-ser, dejar de creer en lo irreal, y desechar toda esperanza de trascendencia como la persona esclavizada o el buscador.

Nunca tenemos que perder de vista el hecho de que no podemos realizarnos como individuos... La entidad conceptual no puede llegar a lo que ansía, porque lo que precisa es receder a su estado anterior existencial, a lo que era antes de su nacimiento o surgimiento.

Cuando el buscador se reconoce como lo buscado, desaparece.

Todo objeto nace a la espera de su realización para desintegrarse y reabsorberse en su fuente original... Es por eso que podemos tomar cualquiera de ellos y utilizarlo como "guía" para la indagación, ya que al preguntar sobre su origen nos mostrará el camino inequívocamente, instintivamente, naturalmente.

Habida cuenta de ello, no debemos tomar al ego como un obstáculo ni como un medio de realización, sino como una guía, un punto de referencia para hallar su origen y surgimiento, e investigar "in situ" a su predecesor.

Si hay una meta que alcanzar, ésta no puede ser permanente.
La meta debe existir allí ya. 

Procuramos llegar a la meta con el ego, 
pero la meta existe antes que el ego. 
Lo que existe en la meta es incluso anterior a nuestro nacimiento, 
o sea, al nacimiento del ego. 

El ego parece que también existe 
porque nosotros existimos.

Sri Ramana Maharshi

Rastreando al ego volvemos sobre nuestros pasos de manera directa, sin necesidad de un análisis exhaustivo o detallado, sino cortando por lo sano la desviación que nos condujo a nuestro actual estado de falsa identificación.

Así naturalemnte, del modo más simple y directo, sin ninguna clase de rodeos, aunque parezca reiterativo por momentos, el Gurú nos ha conducido hasta el punto en que debemos permanecer en la santa espera de Su Gracia para realizarnos.

Ahora nos sostiene ahí mismo, compasivamente, con la paciencia y la pureza de sentimiento que sólo puede provenir de un corazón completamente libre de egoísmo, de engaño, de ignorancia... Y así lo hace porque a través de Su santa presencia y su plena potencia puede sostenernos allí donde no hay más medios ni palabras, donde sólo nos resta continuar diluyéndonos naturalmente como un cubo de hielo en un vaso de agua, o aquella muñeca de sal que había decidido tomar un baño de mar hasta disolverse completamente en el océano.

El lapso restante hasta la realización definitiva dependerá del tamaño de cada cubo de hielo, de cada uno en particular, pero seguro que no tendrá ya ninguna importancia para nosotros, porque en esta espera a los Pies del Gurú, en este estado de Gracia al que nos ha conducido, ya no hay tiempo, ni mundo, ni mente que puedan presionarnos ni confundirnos.

Aquí ya no hay nada más que Su Silencio acogedor, aquí no hay nada mas, pues aquí-ahora podemos experimentar la Existencia como Conciencia... y la Conciencia como sólo SER!


TAT TWAM ASI! 

TÚ ERES AQUELLO!



OM NAMAH SHIVAYA

OM NAMO BHAGAVATE SRI RAMANAYA

HARI OM TAT SAT

OM SHANTI, SHANTI, SHANTIHI

Âtma Vichara paso a paso

Persigue inexorablemente la búsqueda del "Quién soy yo".
Analiza tu personalidad entera.
Trata de encontrar dónde comienza el pensamiento del Yo.
Prosigue con tus meditaciones.
Continúa volviendo la atención hacia adentro. (Un día la rueda del pensamiento perderá velocidad, y una intuición surgirá misteriosamente)
Sigue esa intuición, deja que tu pensamiento se detenga, y te conducirá finalmente hacia la meta.

De las Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi