Sólo el silencio

Aunque la realidad del ser ha sido establecida de muchas maneras,decirlo no es suficiente: el ser sólo es conocido por experiencia propia.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi

ॐ नमः शिवाय

miércoles, 15 de julio de 2015

SAT DARSHANAM - Verso 37 (Sin palabras)

Cuarenta versos sobre la Realidad
(vivir desde el corazón)


37- Las teorías tales como la dualidad en el sadhana y el Advaita sobre la reorganización, no son verdad. 


El décimo hombre estuvo presente no sólo cuando se le encontró, sino también durante la búsqueda con amorosa preocupación.



Las teorías o el saber libresco pueden ayudar relativamente.

Ayudan hasta cierto punto a darnos cuenta de nuestro conocimiento erróneo, de lo limitadas de nuestras creencias... pero no pueden despertar la luz interna, la verdadera sabiduría.

En la vedanta, el Sadhana (la práctica diaria) consiste en estos 3 pasos:

1) sravana = escuchar
2) manana = reflexionar
3) nididhyasana = meditación profunda

Escuchar las palabras del Sadgurú o leerlas en un libro confiable... es el primer paso y hasta ahí llega lo que intelectualmente podemos realizar.

El conocimiento del Ser es todo EXPERIENCIA y no basta sólo un entendimiento basado en la lógica o en el razonamiento, si bien es necesario empezar por ahí.

Reflexionar es hacernos carne de esas palabras, rumiarlas... vivir con ellas durante el tiempo que sea necesario (generalmente son días y meses) hasta que la mente esté completamente familiarizada con esa aclaración...

Entonces pasamos a la meditación profunda y dejamos que se diluya, que se desvista, que se realice interiormente ... ¿Cómo sabemos hasta cuándo? Hasta que la ignorancia se haya borrado de nuestra mente, sensaciones, percepciones y pensamientos equivocados... de nuestra vida toda.

Cuando en nuestra vida diaria (sería el punto 4) ya no tenemos dudas o malestar con respecto a esa enseñanza, entonces la hemos asimilado y la palabra del Gurú se ha hecho realidad en nosotros.


:«¿Qué piensa usted que enseñan los libros? 
Usted se ve a sí mismo y después me ve a mí. 

Es como pedirle que se vea en un espejo. 
El espejo muestra solo lo que hay en la cara. 
Si mira al espejo después de lavarse la cara, 
la cara aparecerá limpia. 
De otro modo, el espejo dirá que hay suciedad ahí; 
vuelva después de lavarse. 

Un libro hace lo mismo. 
Si lee el libro después de realizar el Sí mismo, 
todo será comprendido fácilmente. 

Si lo lee antes de realizar el Sí mismo, 
usted verá muchos defectos. 

Él libro dirá: «Primero rectifíquese y después véame». 
Eso es todo. 

Primero vea su Sí mismo. 
¿Por qué se preocupa por todo este saber de los libros?»

Sri Bhagavan Ramana Maharshi

La clave no está en el pensamiento, en la mente pensante que es sólo para programar y proyectar, para establecernos en un punto... y quedarse ahí!

El conocimiento va de acuerdo con la capacidad del cerebro y ya conocemos sus limitaciones.
El pensamiento es producto de la memoria y por lo tanto también es LIMITADO.
Y todo lo que existe, el universo y todo lo conocido... tiene una existencia basada en ese conocimiento, en ese pensamiento limitado... a su base.

El conocimiento del Ser tiene que trascender esas barreras y FUNDIRSE literalmente con la realidad de fondo, con la CONSCIENCIA.

El proceso real va desde la cabeza al CORAZÓN.

Desde la música hasta un deporte que nos guste, todo talento se basa en la práctica.

Primero se formalizará en la cabeza como conocimiento, y luego, tras mucha, muchísima práctica y vivencia, desciende al corazón para ser parte de nuestra sustancia misma, de nuestra vida interior.

Un músico no usa la mente pensante sino el corazón cuando deslumbra a su auditorio o compone maravillosamente, al igual que otros artistas o deportistas, los más inspirados no piensan lo que hacen, lo viven, lo son de adentro hacia fuera… dejándose llevar por su realidad interior.





Brahma-jñana no es un conocimiento que se adquiere, 

de modo que al adquirirlo se obtenga la felicidad. 



Es la propia manera de ver ignorante 

lo que debe ser abandonado. 

El Sí mismo que usted busca conocer 
es verdaderamente usted mismo. 

Su supuesta ignorancia le causa a usted una aflicción innecesaria 
como la de los diez necios que penaban por la pérdida 
del décimo de ellos que jamás se perdió.

Los diez necios en la parábola vadearon una corriente de agua 
y al alcanzar la otra orilla quisieron cerciorarse de que todos ellos 
habían cruzado efectivamente sanos y salvos la corriente. 

Uno de los diez comenzó a contar, 
pero mientras contó a los otros se dejó a sí mismo fuera. 
«Yo veo solamente nueve; cierto, hemos perdido a uno. ¿Quién puede ser?» dijo. 
«¿Has contado correctamente?» preguntó otro, e hizo el recuento él mismo. 
Pero él también contó solamente nueve. 

Uno tras otro cada uno de los diez contó solamente nueve, omitiéndose a sí mismo. 
«Nosotros somos solamente nueve», estuvieron de acuerdo todos, 
«¿pero quién es el que falta?» se preguntaban. 

Todos los esfuerzos que hicieron para descubrir al individuo «desaparecido» fracasaron. «Quienquiera que sea se ha ahogado», dijo el más sentimental de los diez necios, 
«lo hemos perdido». 
Diciendo esto estalló en lágrimas y los otros le siguieron.
Viéndolos llorar a la orilla del río, un compadecido viajero preguntó por la causa. 

Ellos le contaron lo que había ocurrido y le dijeron que incluso después de contarse entre sí mismos varias veces no pudieron encontrar más que nueve. 

Al oír la historia, y viéndolos a los diez delante de él, 
el viajero adivinó lo que había ocurrido. 

A fin de hacerles saber por sí mismos que eran realmente diez, 
que todos ellos habían sobrevivido a la travesía, les habló así, 
«Que cada uno de ustedes cuente por sí mismo pero uno después de otro en serie: 
uno, dos, tres y así sucesivamente; 
mientras, yo les daré a cada uno de ustedes un cachete 
a fin de que todos ustedes puedan estar seguros de haber sido incluidos en la cuenta, 
e incluidos solamente una vez. 

Entonces será encontrado el décimo hombre que falta». 

Oyendo esto se regocijaron ante la perspectiva de encontrar a su camarada «perdido» 
y aceptaron el método sugerido por el viajero.

Mientras el buen viajero daba un cachete a cada uno de los diez por turno, 
el que recibía el golpe contaba a sí mismo en voz alta. 

«Diez», dijo el último hombre 
que recibió el último golpe de su turno. 

Desconcertados se miraron unos a otros, 
«Nosotros somos diez», 
dijeron a una sola voz 
y le dieron las gracias al viajero por haberles quitado su aflicción.

Esta es la parábola. ¿De dónde vino el décimo hombre? 
¿Estuvo perdido alguna vez? 
Al saber que había estado allí todo el rato, 
¿aprendieron algo nuevo? 

La causa de su aflicción no era la pérdida real de nadie, 
era su propia ignorancia, 
o más bien su mera suposición 
de que uno de ellos se había perdido.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi



Podríamos decir que "el décimo hombre" puede llegar a ser un conocimiento recibido a través de un libro o de una publicación en las "redes"... pero el conocimiento profundo del ser no puede ser captado a bofetadas, sino con mucha práctica, mucha dedicación y mucha entrega.

El Sadgurú nunca hablaba de "vacuidad" para simbolizar el sentido impersonal de la pura Consciencia, pero si utilizaba la analogía del SILENCIO.

El silencio es lo ultimo que somos, pero no es lo ultimo que ES...

Entonces, ¿qué es aquello de lo cual el silencio o la vacuidad es solo su ausencia? 

Si llegamos repetidamente a ese silencio o trasfondo hasta que se haga tan familiar en nosotros como ahora lo es la dualidad, entonces ... Tal vez... Podamos vislumbrarlo, pero jamás podremos nombrarlo...

Porque solo ese santo nombre lo es todo!


Ese Estado que trasciende el lenguaje y el pensamiento es Mouna; 
es meditación sin actividad mental. 

La subyugación de la mente es meditación; 
la meditación profunda es el lenguaje eterno. 

El silencio está hablando siempre; es el flujo de «lenguaje» perenne. 

Él es interrumpido por el habla; 
pues las palabras obstruyen este «lenguaje» mudo. 

Las charlas pueden entretener a los individuos durante horas sin mejorarlos. 
Por otro lado, el silencio es permanente y beneficia a toda la humanidad… 

Por silencio se entiende elocuencia. 
Las charlas orales no son tan elocuentes como el silencio. 
El silencio es elocuencia incesante… 
El silencio es el mejor lenguaje.

Sri Bhagavan Ramana Maharshi 


Dice Adi Shankara en el atma shatakam (después de negar todo lo demás...)

CHIT ANANDA RUPAM
SIVOHAM SHIVOHAM


Aquí nuestra meta es SATCHITANANDA... Existencia conciencia y dicha suprema... Unidad de cuerpo-palabra-mente... Expresar la consciencia de Ser

Pero el Silencio es más que eso... el Silencio es CHITANANDA ... Consciencia de la dicha natural siempre presente!

"CHITANANDA rupam" es quedarse solo con ese cuerpo o forma, consciente de esa conexión suprema, de esa tendencia innata hacia la fuente

Permanecer como solo eso, es Sacrificar la expresión, creación, forma y nombre, al supremo SER...

La consciencia diluyéndose en la presencia!

Nirvikalpa Samadhi unidad de consciencia sin kalpa, sin objeto...

¡Morando en la omnipresencia de Shiva, SOMOS SHIVA, 
EL VERDADERO SER!




¡OM NAMAH SHIVAYA!




Âtma Vichara paso a paso

Persigue inexorablemente la búsqueda del "Quién soy yo".
Analiza tu personalidad entera.
Trata de encontrar dónde comienza el pensamiento del Yo.
Prosigue con tus meditaciones.
Continúa volviendo la atención hacia adentro. (Un día la rueda del pensamiento perderá velocidad, y una intuición surgirá misteriosamente)
Sigue esa intuición, deja que tu pensamiento se detenga, y te conducirá finalmente hacia la meta.

De las Enseñanzas de Sri Ramana Maharshi